miércoles, 14 de noviembre de 2012

Paella de marisco


Apto para celíacos
Después de haber pasado un tiempo en cocinas inglesas, dónde se encuentra de todo… , no vamos a valorar qué plato está mejor visto ó preparado ó cuál gusta más ó gusta menos. Desde luego si quiero rescatar que los ingleses adoran la comida española, pero la que se prepara en España. En su tierra…, comen eso que rememoran, pero un tanto diferente…, es otra cosa. Muy pocos españoles preparan fuera de España la cocina tradicional y esos pocos acentúan los platos con toques que a veces no tienen maridaje. Si la importancia del plato está en el argumento principal, en este caso un trozo de cordero asado, pues se complementa con unas patatas asadas del mismo modo ó con una patatas panaderas que serán de ensueño, pero no con un montón de verduras picadas, salteadas en mantequilla, mucha, mucha, mantequilla, una variedad de salsas que pierden por completo el fondo del plato, otra cantidad de verduras hervidas que van completando una parva en el plato que impresiona y resulta complicado de resolver. El gusto por la cocina de la tierra se debe llevar en el fundamento sustancial del plato y no cambiarlo por el solo hecho de elaborarlo en una cocina que dice ser algo que después no lo representa. He logrado pasar otro trance de elaboraciones de lo más variopintas en diferentes establecimientos, unos mejores que otros y uno realmente muy bueno, pero la cocina deja mucho que desear en todas y cada uno de ellas, por esa falta de compromiso con la sustancia primordial y fundamental en la elaboración. La próxima aventura la desarrollaremos en Guinea, y desde allí redactaré algunas sugerencias para seguir adelante con esto de “llegados a este punto, ya no hay más secretos, tenemos la satisfacción de la empresa bien terminada y el reconocimiento de los que serán agasajados con este delicioso plato, que realmente, no tiene precio” Para que este requisito tenga su continuación, hoy nos vamos a preparar una paella,… dejo a la imaginación de la cocinera ó cocinero de turno, que elabore este mejunje como más le guste en combinaciones, unos con garrafones y alcachofas, otras con pollo y pimiento, otras con conejo y hasta alguna por allí que ponen dentro de una paella todo cuanto se les ocurre, pollo, carne de cerdo, carne de ternera, salchichas, marisco y pescado, vamos que para gustos,… los colores y son muy variados, pero que se sepa, que éste preparado, sea como sea la elaboración, jamás se condimenta con pastillas de caldo concentrado, jamás se adereza con colorante para arroz artificial, jamás, jamás se le pone cebolla y jamás, jamás deberá ir al horno. Ahora tendremos muy claro cuáles son los ingredientes que debemos ir cocinando antes que otros para que no se nos aguachirri el sofrito. Vamos a la cocina y hoy preparamos una paella, bueno a ver, un arroz en paella, sería la forma correcta de llamar este arreglo de arroz que hoy elegimos con marisco. 
Paella es el recipiente y contenedor del preparado y paellera es la mano del artífice del resultado. Ahora que estamos en ambiente empezamos separando todos los ingredientes que utilizaremos para ir poniendo en orden y tiempo de cocción cada uno de ellos. Ponemos a preparar un caldo con unas espinas de pescado que hemos conseguido en la pescadería cuando compramos los mariscos junto con dos dientes de ajo machacados, un pimiento verde y otro rojo cortados, un manojo de verduras consistente en perejil, apio, acelga, verdeo y un par de zanahorias junto con una cucharilla de sal. Ponemos los langostinos en este caldo y tenemos mucho cuidado con el tiempo de cocción para que no se pasen. Los escurrimos y los reservamos. Este caldo será la base de nuestro ingenio. Limpiamos un par de dientes de ajo, cortamos en tiras muy finas un pimiento rojo, ponemos a hervir mejillones para que se abran en una olla con agua y sal solamente, ponemos de la misma forma las almejas, y una vez todos abiertos reservamos incluido el caldo. Las gambas las ponemos en el sofrito para que nos dé mejor sabor el provecho. Cortamos en aros un tubo de calamar que hemos limpiado previamente muy bien y le hemos quitado la espina ó ballena del lomo. Limpiamos de la misma forma unos chipirones gordos y cortamos en trozos pequeños. Bien, visto los ingredientes, ponemos un chorrito de aceite en la paella. Si ponemos aceite neutro rescatamos y realzamos el sabor de los ingrediente, si ponemos aceite de oliva tendremos un fondo fuerte y tendencioso. Esto va en cuestión de gustos y para gustos esos colores del universo sensorial. Cuando el aceite en conflicto está caliente, que no quiere decir quemado, y esto lo aclaro porque he visto a muchos empezar a cocinar cuando el aceite humea y está quemado, creen saber ó eso pretenden que el punto de calor de un aceite es el punto de quemado, no,no,no, el aceite tiene su punto como cualquier otro elemento graso. Bueno, entonces, le agregamos los dientes de ajo fileteados y las tiras de pimiento morrón, cuando el aceite está caliente, y dejamos que se cocinen por un momento. Comenzaremos a tener un principio de caldillo que será el adecuado para poner los aros de calamar y los chipirones. Después que se cocinen un par de minutos removiendo de vez en cuando y le sumamos las gambas. Se cocina todo el preparado y mientras tanto colamos los mejillones y las almejas. Reservamos el caldo de ambos hervidos y limpiamos una de las conchas de las almejas y unas de las conchas de los mejillones. Descartamos la concha sin carne y reservamos las otras. Volcamos el caldo en la paella y completamos con más caldo. Condimentamos con hebras de azafrán para un excelente sabor y color, con una pizca de sal, sabiendo que el caldo tiene sal suficiente y dejamos que comience a hervir. Pondremos bastante caldo, una proporción de casi tres a uno, es decir por cada una de arroz tres de líquido. ¿Y las almejas y los mejillones? Bueno, pondremos las conchas de cada uno de ellos después de poner el arroz, evitaremos ese desagradable pastón que se forma dentro de la concha y que a veces queda el arroz crudo. Cuando el caldo comienza a hervir, dejamos solo un par de minutos que evapore y le agregamos el arroz de a poco procurando que no baje el hervor. De esa forma prevenimos que el arroz se apelmace y nos quede suelto al final de la cocción. Si por cualquier causa no logramos este punto, lo solventamos poniendo el jugo de medio limón inmediatamente después de poner el arroz. El arroz una vez puesto y desparramado con prudencia no se toca más, y esto tiene que ser sagrado. Una cosa es preparar arroz en paella y otra muy distinta preparar risotto. El tiempo de cocción será de 20 minutos, minuto más, minuto menos, pero en ese tiempo estará el arroz en su punto. El punto es al dente, ni duro que cruja ni blando que patine. Unos 5 minutos antes de terminar la cocción pondremos los mejillones y las almejas de forma que sobresalga únicamente un perfil de la cocha, como si pusiéramos pequeñas estacas en la tierra y acomodamos los langostinos en la superficie para que se terminen de cocinar. Llegados a este punto, ya no hay más secretos, tenemos la satisfacción de la empresa bien terminada y el reconocimiento de los que serán agasajados con este delicioso arroz, que realmente, no tiene precio y nos recordará a una de esas tardes de nuestro verano en la playa dejando que el tiempo transcurra sin más.
“El cocinero en casa”