martes, 17 de diciembre de 2019

Gnocchi con estofado de carne

Gnocchi con estofado de carne
Apto para régimen sin gluten

Una vez subidos en nuestro tren en Roma Termini, y después de un precioso tiempo pasado en las siempre sorprendentes y cautivadoras callejuelas y pasajes de Roma, nos vamos a superar una hora y cuarto escasa de viaje que es lo que se tarda en llegar hasta la estación central de Nápoli
No voy a dejar pasar en mencionar que siempre, y digo siempre, que hemos hecho este trayecto en tren, ha sido un gusto descubrir una y otra vez este recorrido por mucho que me insistan en hacerlo por carretera.

Hay muchos idiotas con grandes doctorados
y genios sin estudios.
En el trayecto disfruto los pasos, las idas y venidas de la gente, y aunque el viaje es corto, es más que muy movido. Siempre es enriquecedor escuchar una palabra de bienvenida de aquellos que en otro momento han tenido algo que ver en el camino y en un viaje que ya es casi habitual, la palabra de aquellos que se encuentran te llena de ganas y energía. Hay que alejarse de los que te intoxican, de los que te llevan a ningún otro lado más que al enojo sin motivo, de los que deliberadamente buscan reducir los logros ajenos a minimizar sin importancia los valores. Hay que decir que la gente que no se interesa en tus logros es la típica oportunista que buscará satisfacer sus egoístas y mezquinos momentos de oportunismo. De esos,…puffff,… de esos hay muchos más de los que nos parece, y hay que darles puerta directa al olvido. El silencio es el mejor camino para dejarlos en la vía muerta, aislada de toda relación.

No todos saben salir a comer…ó cenar,… sea el caso, pero es peor aún,…no todos saben ni comer, ni cenar.

Me cuentan,…y ya es un apéndice y un considerando con letra capital, que a todos, ó por lo menos a muchos más de los que se describen como expertos en calentar silla, les gusta salir a comer ó cenar, y a todos, nos disgustan las experiencias negativas cuando vamos a un restaurante. Sin embargo, a veces los propios comensales son en alguna medida los responsables del desastre.
No seguir unas mínimas normas básicas que nos ahorrarían desventuras a nosotros y a nuestros compañeros de convite, puede hacer la gloria ó el nefasto momento de la salida. Hace ya algunos meses, que estoy queriendo meter alguna cuña en este asunto y ahora me han dado el pie justo y exacto para hacerlo, y no por convidado, sino por “vurracos”,…. vamos unas“Vurradas” y burradas con v de lo burro que se puede ser, de un lado y del otro del tendido.
Vivimos en la cultura del envase que desprecia el contenido, una boda importa más que la gente, un velorio importa más que el sentimiento.
El caso en cuestión es que si decimos que sabemos algo, debemos demostrar que estamos al tanto del cuento, sino, mejor meter violín en bolsa y muy calladito, dejar pasar el comentario y no meter bulla en el asunto. Si algún plato tiene una falta grave, y eso sería muy cuestionable, debemos tragarnos la vergüenza y devolverlo a la cocina argumentando al camarero con mucha educación, el motivo del desaire. En el fondo, creeríamos que estamos en la crema del reconocimiento gourmet y le estamos haciendo un favor al restaurante, determinando con no sé qué tabla de valores, que así podrá el cocinero de turno corregir el error,…. mejorar la cocina,…. y a la larga agradecernos este intento edificante y ganar más dinero con nuestra observación,…..vaya semejante gilipollez, CON MAYÚSCULA, literalmente.
Para empezar,…. y desde luego, la reclamación tendrá que estar acorde con el establecimiento. No se puede reivindicar igual en una casa de menú a 10.50€ que en un restaurante gastronómico con platos de 100€. Pero en fin, es precisamente en los sitios más caros donde pareciera que sabemos más que nadie de cocina, sobre presentación y combinación de gustos, y es muy triste dar una imagen de pardillo sin nada que lleve a tenernos en cuenta. Hay dando vuelta por el mundo del libro, uno que cuenta las confesiones de varios chef de renombre y donde se puede saber algunas cosillas de los grandes sitios y de otros que no llegan ni a medio. Se describe como se determinan los peores cortes de acuerdo al burraco que se está dando aires de sabelotodo, en carnes, los filetes de pescado congelado a los listillos que van de entendidos con pescado fresco y muchas cosas que dejarían sin aliento al más pintado. No hay que correr mucho para saber que aquellos que piden la carne muy hecha, ya están siendo carne de cañon para el engaño.
Es tremendamente sencillo hacer pasar un corte de carne muy malo cuando la piden muy hecha a un corte de carne bueno cuando se pide al punto ó sangrante, donde no se puede camuflar. Pero ojo, si el que dice que sabe presentar también va de avispado, entonces tenemos el cocktail perfecto para el descalabro.
Ahora bien, nada mejor que ir a un buen sitio a comer ó cenar y encontramos que nos atiende el dueño ó dueña, y aquí mejor me dejo las opiniones para otro ruedo, que el despierto ó la lista que hace gala de lo mejor que tiene y que puede presentar, no tiene idea de la música que están tocando. Ensalada de tomate fresco pata negra de la huerta de no sé dónde,…. en invierno??.....jajajaja… poliespan teñido de rojo, otra de las “V”,…alcachofas con jamón en verano,…..menuda charlatana la tía,…son de bote y con tanto ácido cítrico que podríamos hacer una limonada, pulpo del cantábrico con ensalada tibia con cebollinos,….esto si es para un post, el pulpo más entero que una momia y luciendo como plástico…menuda charla me ha dado la candidata sabiendo que el pulpo del cantábrico se despelleja solo.
Si se desconoce el calendario, mejor vender zapatos en otra plaza, aunque te podrían vender chanclas en invierno. El principio más elemental del que se dice “gourmet”, es saber que las hojas son de otoño e invierno y las frutas de verano, y aunque las carnes y los pescados tienen también su porqué, las carnes frescas tienen un color y un sabor y los pescados tienen un olor y una textura.  En los tiempos en los que la mayoría de la gente compraba en los mercados, esto no hacía falta ni explicarlo. Pero con la implantación de los supermercados y grandes superficies de vendetutti y la obsesión por tener todo todos los días, se nos ha olvidado que los lunes no hay pescado fresco, las lonjas saben de estas cuestiones mucho antes de que aparecieran los “mercadotécnicos”. Consecuencia al respecto, pues si ese día de la semana comes algo en un restaurante que haya salido del mar, será congelado ó de hace días. Hay unos muchos que se ponen tan plastas, por no decir una exagerada vulgaridad, con los contenidos de los platos, que dan ganas de no salir con ellos, ó tener la suerte de que aparezca un gorro bien puesto y los mande directo al burguer.
Los ingredientes que lleva un plato, tienen un porqué, no es una ocurrencia sin más. Claro que debemos ubicarnos también en el sitio, no es lo mismo el chiringuito de Pepe con 10.50€ en el que se mira el coste baratito del asunto, al plato de un gastrónomo que además de haber escandallado el platillo hasta el agua que lleva, tendrá un ejecutor pensante en creatividad. Cuando se quiere por capricho quitar algún ingrediente ó agregar algún otro a un plato que ya está creado, no hacemos más que demostrar lo poco que sabemos y lo “vurro” que somos desequilibrando probablemente la combinación de sabores y colores con que se ha ideado el resultado. Ó se creen que antes de salir a venta un plato no se prueba en cocina y se analiza la presentación y el sabor????. En el chiringuito de la playa, probablemente no, y en el bodegón de otros muchos sitios que van de finos y no llegan ni a medio pelo tampoco, pero en otros muchos con sobrada carrera, eso es fundamental y primordial. Creo que en este momento les diría a esos chupipandas que se queden en su casa, pidan un telepizza y tan felices, no salgan a “vurrear” por allí porque no hacen más que molestar y cargar de retraso a los demás que estamos en mesa. Cuando no te gusta algo de lo que lleva un plato, mejor pedir otra cosa. Y si no te gustan muchas cosas, pide explicaciones a quién te enseño a comer, porque no ha inculcado con muchas luces tu cultura gastronómica y te ha jodido la vida, y no para un rato,….sino,….para siempre. Otra cuenta en el glosario, es para los que van de entendidos en gastronomía y salen a fumar a cada momento ó para los que llevan el móvil como órgano anexo de existencia. No es una cuestión de intolerancia, sino de respeto.
Las saliditas a fumar ó al baño deben hacerse siempre en momentos en los que no interrumpan el ritmo del servicio. Si van antes de empezar a comer, hacerlo después de haber pedido para que no se retrase el proceso por esta culpa y durante la comida, co…ño, es de pésima educación largarse a echar un cigarro y obligar al resto de la mesa a esperar la vuelta del candidato para el segundo plato ó el postre. Ni hablar del móvil para arriba y móvil para abajo, adelante y atrás, miro y no miro durante una comida, inaguantables, y no sólo es de mala educación, sino también una soberana horterada. Además, eso demuestra que solo es llenar el buche, sin otro motivo, y no me cuenten cuentos de vida; cuando comemos, estamos disfrutando un momento, saboreamos una creación y combinación de gustos en un plato, un rato de sosiego en compañía, y además la vida no se va a detener porque no leamos un mensaje, hacemos el desprecio más absoluto a la compañía.
El mundo seguirá girando aunque no miremos el aparatito por un rato. Ante esta necesidad imperiosa, quedarse en casa con la pizza y el móvil, es la mejor de las opciones. Y para cerrar la enumeración, hay que resaltar que algunos de los que están al frente de algunos sitios de “comidas”, porque no tienen otro calificativo, se podrían dedicar a otra cosa en la vida y no a llenar de fetiches sin sentido la creación de pseudos platos que resultan baratijas haciendo alharaca de cosas que no son nada más que humo. Y para muestra un botón, me he pasado por uno de esos sitios que gritan a los cuatro vientos que hacen un plato de excelencia, y en consecuencia,…..es un fiasco monumental. El punto en cuestión es ese restaurante  que va de moderno con más viento que vela, emplazado en el hotel Suite Feria de Madrid.
La verdadera educación no la otorga ni un titulo ni un máster, se ve en lo que has aprendido a lo largo de la vida y la forma con la que tratas a los demás.
Se ha puesto de moda y no hace mucho tiempo, combinar un gusto del mar con uno de tierra adentro y ahora todos inventan la diferencia, pero,…ojo,..para inventar hay que saber mucho de materia, y,….pufffff, puffff…..pulpo asado,…..puffff,….un patorro de pulpo vasto y ordinario, no por el pulpo que puede ser de calidad, y que dicen estar asado cuando en realidad está quemado a la plancha, sino que además lo presentan sobre un pegote de patatas meneas, que también tiene su cuento, y sea como sea que las llame el mesonero de turno, no pega nada más que con nada y para lo que fueron creadas, que termina siendo una vulgaridad sin pies ni cabeza. Creatividad vale, inventos caprichosos de mentes privilegiadas que van de lumbreras gastronómicas, sin saber del asunto, es seguro que no. Todavía no lo asimilo, vamos,…. y las mesas de referencia me cuentan que tampoco, pero como no nos quedamos en el camino, y de pulpete inventado paso y verduras de plástico también, busco una buena cocina como las de antes para disfrutar un plato como los de la abuela que no tienen sorpresas y no tienen inventos. Y después de un buen momento, charla con los amigos, cuentos de bueyes perdidos y otras cosas que nos dejamos en el risoteo de la mesa, seguimos camino en el viaje por calles y callejuelas que no se encuentran en los mapas. Llegados a este punto, buscamos alguna de las cocinas con criterio y sabiduría de fogón y nos sumergiremos en la exploración de esas realizaciones garabateadas en “il ricettario”, para encontrar los preparados y combinados que harán las delicias de quienes nos acompañan en el camino, y descubramos en el trayecto, que aún nos quedan grandes reseñas y muchos relatos por contar. Y mientras tanto eso pasa, me siento en una de esas cocinas que hacen los guisos como guisos, los estofados como estofados y las cosas como se deben hacer. 

Los gnocchi están elaborados con patata y harina de arroz. 
El estofado sin espesante en la salsa, solo reducción a fuego muy suave. La carne di vitelo tagliata a cubetti.

“El cocinero en casa”