Un día más y un día menos
“Voy a
cambiar la imagen, voy a cambiar la forma, voy a cambiar el estilo, he decidido
hacer únicamente lo que me gusta”
No hay recorrido a la inversa
y atrás queda lo vencido, un plazo que no vuelve porque está cumplido. Dicen
por ahí, que las cosas pasan porque tienen que pasar de una forma y no de otra
y que el destino de cada uno está escrito en alguna página suspendida no sé en
qué parte del universo, invariable, inamovible, incorregible y aparentemente sin
alternativas. Imprevistamente nos encontramos ante un camino que abre opciones
no previstas, y aunque azarosas, forzosamente hay que seguirlo. Y será de ese tono
el color de cada uno, porque visto está y a hechos consumados me remito, que no
he podido hacer realidad en un tiempo, una de las cosas que más me gusta, además de
la cocina, por estar desorientado en esas huellas forzadas por las
circunstancias.
Me han preguntado y cuestionado algunas veces, porqué en este
blog, en este pequeño rinconcito, dentro de una inmensidad universal del circuito
integrado y del espacio infinito, dónde se supone que se guisan recetas,
escribo de otras tantas cosas que se creen no vienen a la cuestión. Y digo
yo…..una croqueta es el resultado de una bechamela, además de un ingrediente
que la caracteriza como pollo, bacalao, jamón ó cualquier otro mejunje, huevo, pan
rallado y algún que otro condimento para saborizarla, sin embargo,….esa
croqueta no es la misma en Perú, Roma que Shanghái, ó una mahonesa, que desde
siempre se disputan, origen, receta, ingredientes y proceso y aún así, es la
salsa más consumida en el mundo. Cada cultura hace y deshace a su gusto
prefente, y termina por realizar preparados que distan mucho del original. Además,……aparte
del hecho de que disfruto escribiendo, y eso ha tenido como resultado dos
libros publicados y contando recetas desde hace más de 12 años en este blog,
vamos a ver si aclaro, dilucido, esclarezco y puntualizo la finalidad, el
concepto, el propósito y la empresa de mis trances. Vamos a ver,….la
trayectoria en que se descubren las callejuelas, travesías, senderos y caminos,
los olores, los colores de las cosas, lo edificado en el camino y hasta las
anécdotas vividas para localizar un final, debe ser contado, y ese final, es
llegar a descubrir una puerta secreta a cocinas que pocos saben y conocen y la
que está inmersa muchas veces en una tradición. No se concibe en un pronto de
ahora ya como si existiera una línea blanca, determinada y decretada con música
llamativa a seguir. No me van por allí los revuelos y nada de lo que se hace,
se inventa, se imagina ó se proyecta, llega de la nada ó por aspersión
vaporizada del cosmos. Todo y digo todo como un todo, una relación, una
amistad, un ligue, una ruptura, hasta la llegada de un hijo tiene un inicio, un
momento y un desenlace final, para bien ó para mal, y surge ni más ni menos y sin
más mérito que el de la decisión. Como ya he escrito anteriormente, y de lo que
estoy convencido por los acontecimientos, “las
cosas pasan porque tienen que pasar de una forma y no de otra y el destino de
cada uno está escrito en alguna página suspendida no sé en qué parte del
universo, invariable, inamovible, incorregible sin alternativas”. El que
descubra otra letra suponiendo que las etapas de la existencia no son como la
naturaleza se ha impuesto en la vida, que me haga llegar el criterio y prometo
que le plantearé a Dios, a los existencialistas y a los idealistas, a los
realistas y a los escépticos, a los racionalistas, a los unos, a los otros y
algunos de más allá, la razón del porqué y causa del advenimiento que guía mis
porqués.
Quédate siempre al lado de quién te haga reír
Y entonces,…ahora….aclarado mi incentivo,…podemos saber porqué alimento las líneas de un recetario de la forma que lo hago, llevando al lector hasta en los mismísimos atajos por los que he pasado. Un recetario no se hizo de ayer para hoy, no es un escrito que apareció por arte y magia del espacio estelar, es un complejo resumen de una y muchas vidas que han dejado sus pasos por él. Es un viejo cuaderno, que no siempre está a la vista de todos. Se encontraba en todas las antiguas cocinas, en esas cocinas en las que las estanterías y colgantes estaban llenas de cacharros, cosas y elementos fascinantes, que ahora casi ni se usan. Es el responsable de lo que hoy se interpreta de cierta forma en alguna cocina. Destartalado por el uso y el tiempo y privativo por su especial contenido, ese cuaderno de recetas, es el recetario. Lleno de anotaciones, comentarios, historias de algo que tuvo que ver con una elaboración, tachones y muchas referencias numeradas que muchas veces son ilegibles, sin orden determinado pero fácil de comprender. El propietario momentáneo de este tesoro, ha ido anotando cada una de las ideas, reseñas y composiciones de un plato cuando creía conveniente, para su posteridad. Frecuentemente, y casi siempre dentro del enlazo familiar, este cuaderno, ha pasado de generación en generación porque es legado como algo muy especial. De esta forma, su contenido va aumentando en pensamientos, opiniones y formas de realizar el preparado en cuestión. No está seleccionado por capítulos ni por secciones y ni siquiera por platos de entrada ó postres. Son las recetas de la tatarabuela, todas esas delicias que nos hacen volar la imaginación y que con algún acierto se determinan luego en los fogones. Este agendario es en sí mismo el causante de cambios y modificaciones después de algún tiempo, porque en la cocina todo preparado es un arte y el arte tiene la susceptibilidad del cambio, pero no de base, sino de forma. Il ricettario no es un libro de recetas de cocina como tal donde buscamos por receta y saltamos todo lo demás, en un recetario, nos sometemos a pasar hoja por hoja, página por página buscando aquella anotación que no tenemos claro dónde está, obligándonos a ver íntegramente lo escrito pasando revista a todos esos conocimientos que algún día se han plasmado con celo apasionado.
Y con estas líneas espero haber aclarado las dudas existenciales
de unos, de algunos y aquellos, que debaten talentos, formas, razones y
procederes de otros sin poner en claro su mundo aunque lo tengan delante y vean
solamente hasta la punta de la nariz.
Y sin más,…. y por supuesto,…..seguimos rellenando con
relatos las páginas de “il ricettario.”
“El cocinero en casa”
Como siempre, sigo contestando en carlossantosfalcone@gmail.com
todas las recetas que tienen consultas, sugerencias, inquietudes, molestias,
proposiciones y hasta reproches, con todo el miramiento posible sobre la cuestión,
con la base fundada en la antigua cocina.