Scramble Eggs,
Huevos revueltos.
No me olvido
nunca de quien me tendió la mano
cuando me caía del mundo.
El Reino Unido e Irlanda del Norte dejaron de ser miembros de la Unión Europea a principios del 2020 y como consecuencia pasaron a ser un tercer estado. Esto ha discurrido en un retroceso en las operaciones comerciales y otras que no vamos a meternos en cuestión ni en materia en estos momentos porque me llevaría medio libro en miramientos, no sé realmente si buenos ó malos, pero con unas consideraciones que a la vista y vivencias en primera persona, me parecen no muy acertadas. Se han estrechado en casi un 20% las transacciones comerciales que se llevaban a través de Bruselas, músculo motor a la cabeza de las operaciones dentro de la Europa territorial y las grandes empresas y negocios pymes, han visto reducido su personal en gran medida por la falta de opciones en las legalizaciones y libre traslado ocupacional. Esto lo puedo demostrar eficazmente y con encendidos argumentos y documentos a todos esos escépticos alineados en las trincheras del caos y del desorden.
Como consecuencia, pues como era de suponer, el crecimiento se ha ralentizado hasta el día de hoy, la escasez de suministros es altamente notoria y la inflación campa a sus anchas en casi todo. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme y por lo que estoy ahora viviendo, en estas calles que me vieron crecer profesionalmente en mi carrera de chef, que después de tres años del
Brexit, los británicos han salido perdiendo, muy a pesar de las promesas de un futuro más próspero que se anunciaba saliendo del bloque comunitario. Lo que se vive hoy por las calles y dentro de las empresas es un tiempo lleno de sombras e incertidumbres que no se recupera con discursos de ocasión,…y los años hasta ahora, pasados en este laberinto, no tienen un pronto final a la vista. Todo está ciertamente descontrolado, los precios inauditos, las mercancías, en algunos casos escasas y la razón del ciudadano de a pié, sin respuesta alentadora. Realmente me siento desorientado en la experiencia en que marcho ahora, porque a pesar de haber vuelto muchísimas veces después de aquellos años estudiando entre las paredes del Hammersmith College, la vivencia de estos momentos no es la que se suponía que tenía en mente. Una situación económica complicada y sin indicios de mejora está pendiendo como la espada de Damocles en un cielo nebuloso y borrascoso sobre la Torre de Londres. Ahora bien,….dejando de lado los discursos de cuestiones político económicas, que me encienden ante ese resto de ganado ciego y bruto de entenderá que vive creyendo que conocen todo de todos y no conocen realmente nada de nadie y los menesteres que trae como consecuencia, la razón que nos atañe en este relato, son unos scramble eggs, vamos en castellano raso, huevos revueltos.Me importan
tres carajos lo que piensen de mí,
solo ven las
tapas del libro sin leer el contenido.
35 Charing Cross Rd justo en la esquina de Cecil Court. El local ha pasado desde los años 2010 hasta aquí, por unas cuantas aventuras gastronómicas, un bar italiano que en su momento tenía unas buenas pizzas, después por algún tiempo, y me acuerdo por unos cuantos viajes siempre el mismo, una hamburguesería. Hoy,… en este rincón de Londres, hay un lugar que no está exactamente buscado al azar, sino que está meticulosamente instalado y estudiado para su funcionalidad, pertenece a uno de los Chef, que en mi opinión particular, merece un lugar sobresaliente en el mundo de la cocina,…y frente a esta antecámara de olores una de las sastrerías a medida más emblemática que queda por Londres, Lipman & Sons, inquebrantable en el tiempo. Me dejo caer como si de paso se tratara para darme un gustito delicioso, no porque lo haya buscado expresamente, sino porque tenía el hotel a dos pasos. Vamos a cocinar entonces….
No dejamos
que se cuaje de repente, sino que retiramos del calor directo levantando la
sartén y seguimos fusionando el preparado. En este momento podremos ver como se
cuaja el arreglo pero que no está finalizado aún. Volvemos al fuego y esta vez
deberá estar bajo, y agregamos una cucharada de crema fresca ó bien un chorro
de nata para cocina, una pizca de sal y otra de pimienta blanca y terminamos la
cocción. El resultado que logramos es una pasta húmeda, brillante con
apariencia esponjosa y fofa, nada compacta ni consistente ni apelotonada. Muy
contrariamente a lo que se presenta en muchas cocinas,…mmmmmmm…..en fin. Ahora
bien, podemos presentarlo sobre unas tostadas de pan ó en plato, pero no debe
faltar bajo ningún precepto un salpicado de cebollino fresco sobre el
preparado. Dicho esto y llegados hasta aquí, las fotos muestran el resultado en
nuestra cocina que resultó exactamente igual que la de Londres. Y ya vamos tocando a retirada. Queda la cocina
siempre hecha un poema de olores que alimentan mis ganas de seguir, cacharros
por todas partes que me conquistan a descubrirme en otro plato a contar, muy a
pesar de los que se empeñan en joder la marrana con sus desaciertos en nefastas
recetas y sus infernales ocurrencias.
“El cocinero en casa”