martes, 26 de abril de 2016

Programas políticos y otras mentiras


 “A veces los más malos, son los mejores buenos”

Apto para comer sin gluten,….ja…ja….

Nos cuentan y nos siguen contando que las propuestas a seguir en el transcurso de esta circunstancial etapa de desasosiego, es construir puentes donde nunca hubo ríos, y con los escabeches, los menjunjes y revueltos que se traen los que están de turno, es muy plausible que nos quieran convencer con la gran fantasía de hacernos creer que el poder es honesto. No sé porqué cada vuelta es lo mismo, los sueños llegan muy lentos, como arrastrados, con un pesado y lánguido transcurso y sin embargo desaparecen a la velocidad de la luz. Basta con estar tentados en la primera pagina de cualquier matutino, puffff…desconsolador y harto de leer siempre lo mismo, el football , los políticos y sus cuentos electorales. Menos mal que no son los que están detrás de otras tantas y fantasiosas quimeras sobre las comidas porque sería desastroso, ó si lo están…??? . Voy a decirles a unos cuantos, que se sienten a disfrutar de un buen plato con gusto sin mentiras ni reproches, el gusto por lo preparado con fundamento de verdad y materia prima sin secretos. Seguro, más que seguro, que repiten, y cuando inviten, tendrán mucha más credibilidad y acercamiento a una mesa sincera sin tapujos, con un buen lomo de morucha y no haciendo pasar un churrasco de vaca vieja, por ternera gallega. ¿¿Lo natural es mejor que lo que está congelado?? …¿¿Los huevos son peligrosos??...¿¿Es mejor la Mantequilla que la margarina??...¿¿Los alimentos crudos son mejores que los cocinados??... ¿¿La carne ecológica es mejor que cualquier otra porque no tiene antibióticos??...¿¿El aceite de pescado es más sano y cura??...¿¿El jamón ibérico es superior a cualquier otro??...¿¿Los productos ecológicos tienen más vitaminas que los normales??...¿¿Los productos light son mejores y adelgazan??...¿¿El zumo es mejor que los refrescos??...¿¿El aceite de oliva es mejor que cualquier aceite??...¿¿Los dulces son malos??...Y  sigo y sigo y puedo seguir mucho……hasta aburrir al tendido, pero me quedo breve en decir qué sarta de mentiras y cuentos chinos nos tratan de inculcar por una tendencia y un objetivo especulativo de proporciones políticas desmesuradas. La sorpresa para muchos será saber que por regla general lo congelado es más sano. Y tiene su porqué. La degradación que sufren los alimentos en las famosas cadenas de distribución sin llegar a transitar por una correcta cadena de frío ó constantes de calor, en las verduras se pierde un 45 por ciento, las carne de los pescados y mariscos sufren una nefasta degradación que puede llegar a ser incomible y ni hablemos de la carne de las aves que por poner a unos “señores” en la picota por ejemplos insanos, me voy a meter en problemas. Es muy cierto que los huevos provocan que el organismo genere colesterol, pero también es cierto que son una fuente de ácidos grasos omega 3 que en la misma circunstancia elimina ese colesterol. Además la fuente de hierro que nos proporciona es más que relevante para echar por tierra el precepto de responsabilidad de enfermedades cardiovasculares, no hay nada más rico que unos huevos revuelto para empezar el día con ganas fuerza y vitalidad, claro que no hay que comerse una docena, porque sino el ácido fólico que necesitan diariamente y que nutre a las embarazadas, sería para exportar. Si vamos a usa mantequilla ó margarina, puffff,… tanto monta, monta tanto. Con la excepción de los aceites malos muy malos que tiene derivados químicos como los que ya sabemos por los antecedentes judiciales ó las mantequillas que tiene de todo menos grasa animal ó vegetal sea el caso, son tan necesarias y tan fundamentales para mantener la maquinaria engrasada, que sería absurdo que dijera no, pero con matices. La clave, solo una palabra, moderación. Desde todo punto de vista y visto desde el ángulo que se quiera mirar, los alimentos cocinados son nutritivamente más digeribles que los crudos. Para bien ó para mal, la especie ha evolucionado unos cuantos añitos dejando atrás los pastos y las brutalidades, aunque muchos se empeñen en hacer un viaje constante en regresar al taparrabo y nos quieran ahogar con modas que tiene sus contradicciones probadas. Me causa mucha gracia cuando un comensal se sienta a comer ó cenar y me pide carne ecológica porque está libre de todo producto químico. A ver, no se han enterado aún que hay unos candidatos burócratas que se cuidan muy mucho y que cuidan además mucho el sillón donde están parapetados que si no autorizan permisos farmacéuticos y les atiborran de medicamentos a los animales de consumo, pueden tener problemas..??? Pues siiiiii…… eso es claro como el agua, como el agua clara, porque hay aguas muy turbias. También es cierto que en el sector “ecológico” hay unos plazos diferentes que lo desempata, pero el animal tiene igualmente el químico en el organismo. De qué tribu habrá llegado el que dijo, propuso e implantó el concepto de que el aceite de pescado cura y es mejor que cualquier otro. El aceite de pescado no aporta nada, nada, nada, y los estudios serios lo demuestran. Como mucho y tomado con pinzas, ciertos extractos de este tipo de aceite proporcionan una sensación de bienestar en algunos pacientes con sintomatologías causadas por la depresión, pero nada más y mucho menos para tirar cohetes. Simplemente voy a formular una pregunta al razonamiento del Jamón Ibérico,…¿Sabe alguien cuántos cerdos tendrían que ser criados en la península ibérica para tener todo ese jamón ibérico del que se jactan unos cuantos?.....A ver si espabilan y se enteran que en algunos países del este y no menciono ninguno, hay cerdos de las mismas características y con las pezuñas negras que no tienen ni siquiera un primo en España y son Ibéricos. Hace unos días estuve la suerte de poder estar presente en una de las conferencias de la FAO en Roma, con respecto a la problemática alimenticia que acucia al sur de Italia. La problemática era la utilización de todo producto factible de cultivar para capear el problema y ooohhh!!!!.... descubrimiento,…ni las verduras ni las frutas provenientes del sector ecológico tiene más vitaminas ó son mejores que las normales, la sola diferencia está en que pueden tener menor presencia de pesticidas, que también los tienen, lisa y llanamente. Cada vez que voy a Estados Unidos me encuentro con un chiste diferente al del viaje anterior, pero sobre todo no dejo de sorprenderme como me sorprenden. La mercadotecnia tiene los engranajes tan bien lubricados que si en España alguno de todos los genios de la mandolina que está haciendo huevo en algún ministerio copiara y se pusiera en serio, sería la repanocha. Claro que por eso ese país está donde está y por este barrio estamos dónde estamos. Los productos light, no son buenos, a ver, nooooo soooon bueeeenos,….solo en dos supuestos y con mucho supuesto, pueden resultar. Primero que tengan las calorías menores que el producto normal, que en un reducido número de productos, y esto es en un muy reducido número de productos, eso es así, porque no se le pone azúcar pero se le incorpora siropes, fructosa y almidones y el efecto es el mismo ó peor, porque nos estamos metiendo una buena ración de química. Y después, en el segundo caso, pues otra vez el mismo concepto, moderación. Si me pongo ciego a galletas rellenas de fresa, pues da lo mismo que sean de unas que de otras. Claro que si leo en el paquete que son Light,….ja,…ja,….me quedo tranquilo. Sin salir de las tierras de los despropósitos y paradójicamente de las oportunidades, los litros y litros de zumos de naranjas de california que consumen, los ha llevado a tener un suculento y llamativo contorno figurativo. Pues sí, está claro, justificado y hasta probado, los zumos tienen muuuuchas calorías en fructosa. Mejor un rico y sano vaso de agua, pero claro, de agua limpia. Me causa estupor cuando escucho que si el mejor aceite de oliva del mundo es de las tierras de Diocórides, ó del levante español ó de la campiglia marittima Toscana, de Jaén, de siracusa ó de Ática, el aceite de oliva es una aceite más a los producidos por las industrias aceiteras. Que hay diferentes aceitunas para hacerlo, si. Que hay diferentes modos y formas de filtrado, si. Que hay procesos mejores que otros para conseguir un mejor ó peor producto, si. Pero de ahí a mejor del mundo,….pufffff,…..muy prepotente y pedante quien se lo proponga. Hay aceites y aceites y para cada cosa el uso que se debe, y no se les ocurra freír un huevo en aceite de oliva, porque les dirán los que saben de esto, y hay unos cuantos a los que admiro, que no hay peor sacrilegio que una tortilla con gusto fuerte al residuo de la oliva. Pero claro está, el gusto es como los colores, infinito. Y para terminar y no aburrir más a la peña, si los dulces son malos ó no, dejo una simple comparativa de la que no hacemos nada de caso y nos metemos para el cuerpo a cada momento que podemos con todo desparpajo. Una bolsita de gominolas, sea light ó normal da exactamente igual, tienen 64 terrones de azúcar, el kétchup de los panchitos que está de muerte, 33 terrones de azúcar, una latita de cualquier refresco acompañando ese panchito claro está, 11 terrones de azúcar, Un rico vaso de zumo de naranja natural y fresquito, pues unos 8 terrones de azúcar, y no hablemos de las tabletas de chocolate, estimulante, afrodisíaco, rico y provocativo, 20 terrones de azúcar. Llegados a este punto, puffff,….. no sé, me pongo a elegir qué voy a comer y quién me acompaña para no hacer caso y pensar en el desasosiego que me espera al escuchar a los magos de las políticas fraudulentas del negocio alimentario.

El cocinero en casa

miércoles, 13 de abril de 2016

Trottole alla fiarda

“Nadie encuentra el camino sin antes haberse extraviado varias veces, por eso, no hay que perder por error a quien te ama y no amar por error a quien no le importas”
Apto para comer sin gluten

Alla fiarda no es una salsa, es un himno al gusto imponderable. Otra vez por la tierra de las cazuelas y cacharros de cobre de mis amores, caminando entre sus callejuelas y deteniendo el impulso a cada paso para no asaltar cada pórtico de cocina que me encuentro, llego con tino parsimonioso y calmado, a la cocina de Aldo Giannini. Lo encuentro, como siempre, vamos como siempre, entre los finales con más gusto y corriendo entre plato y plato para que el servicio no solo sea impeccabile, perfetto….ottimo, sino en un resultado de platos con alma y corazón en los ingredientes que presenta.
Hoy descubrimos una preparación fácil, rápida y rica. Trottole con salsa de setas y gambas, ó lo que es igual, trottole alla fiarda. Los trottole tienen su origen en Campania, y por ello son típicos en la mesa de esta región italiana di Napoli. La ricetta della pasta alla fiarda fa parte dell'antica tradizione culinaria Italiana e chi è stato a Napoli a mangiare nelle trattorie o nei ristoranti di cucina tipica locale lo sa bene.
La mayoría de la pasta lleva por nombre algún objeto ó elemento similar a su forma, y en el caso del Trottole, se insinúa parecido a una peonza. Esta pasta se elaboraba a la antigua usanza, enrollando una fina lámina de masa fresca, en una varilla ó palo redondeado, hasta que se secan lo suficiente para desmoldarlos. Como ocurre con todos los alimentos únicos, se procesan con más ingredientes que la harina ó la sémola original, que luego se divulgan fuera de Italia con la forma similar pero sin todos los ingredientes propios. Los trottole se hacen parecidos, pero la mano de la cocina italiana es la que lleva el estandarte de la originalidad. 

Antes de ponernos en acción les diré che per conferire maggiore gusto alla pasta, dovrebbe private i gamberi del guscio e delle teste e metteteli a bollire con dell’acqua. Quando si è formato il brodo togliete carapaci e teste dall’acqua e aggiungete il brodo all’acqua di cottura della pasta.
A fina cuenta, esto viene a decir que pelamos los gambones y ponemos las cáscaras a hervir para conseguir un caldo en el que herviremos luego los trottole para que tengan mejor gusto. Después, desde luego, con la salsa se realza el resultado. Bueno, nos vamos entonces a los fogones y comenzamos. Como hemos visto antes, pelamos las gambas y ponemos las cáscaras a cocer para hacer un caldo. Retiramos las raspas y en ese caldo hervimos la pasta durante unos ocho a diez minutos para que esté al dente. Os recuerdo que la pasta casera tiene otro punto de cocción diferente que la pasta industrial. Escurrimos y reservamos. 
La pasta la haremos con la receta sin gluten con la que hemos preparado los agnoletti y que en lugar de hacer discos hacemos esas tiras para enrollar en una varilla redondeada. Las tiras de pasta tendrán un ancho de dos a tres centímetros con el mismo grueso que hemos estirado para los agnoletti. El grueso de esa varilla no debe ser mayor a un centímetro de diámetro para que el centro del trottole no sea muy grande. La pasta necesita un mínimo de seis horas para secar y que se pueda manipular sin que pierda la forma.
En una sartén amplia y de fondo hondo, que será luego el recipiente para hacer el final de nuestro conjuro, ponemos una cucharada de mantequilla y un par de dientes de ajo laminados y hacemos que se doren, e inmediatamente le agregamos los gambones. Después de un momento en que el marisco se cocina le incorporamos las setas cortadas y removemos bien para que el compuesto se impregne en un todo con el fondo. Le añadimos una copa de vino blanco y dejamos que se reduzca el alcohol por completo. Le ponemos una punta de sal y un pellizco de pimienta y le sumamos la pasta mezclando antes de servir. 

La justa letra para servir un excelente plato de pasta, está dada en el paso que hacemos cuando tenemos la salsa lista y mezclamos la pasta, sea cual sea, dejando un momento que se revenga y cautive sabores. La presentación de un plato de pasta a la que le ponen un copete de salsa por encima, no dice nada más que no es la manera ni mucho menos la forma correcta, desestimando el buen gusto por lo que pretendemos disfrutar. Llegados a este punto, nos sumergiremos en la exploración de esas realizaciones garabateadas en “il ricettario”, para encontrar los preparados y combinados que harán las delicias de quienes nos acompañan en el camino, y en el trayecto no queden reseñas ni relatos por contar, y el resultado sea que la parte final del recorrido nos implique solo en regocijarnos en desenlaces memorable.

“El cocinero en casa”