“No hay
que perder nunca de vista, lo que realmente tiene sentido en la vida”
Apto
para régimen sin gluten
Hoy vamos a preparar una típica receta de las de antes. Hace
tiempo que estaba con ganas de hacer una elaboración de este tipo saliendo de
la cocina italiana y hasta de la española, y aunque no es novedad que hacemos también
mucho de la cocina Inglesa, este plato me imagina sentir ese punto de nostalgia
de tiempos pasados en las tierras celtas. Dice la historia por allí que fueron
unos cocineros de la corte de Escocia que ingeniaron una elaboración de una
masa para que los jugos de las carnes asadas se pudieran disfrutar también en
el conjunto del plato. Mucho antes que Vasco de Gama pisara aquellas tierras de
la India por los años 1490 y tantos, y mucho después en la desenfrenada y
avariciosa búsqueda de riquezas por los piratas ingleses, los sultanes de las
tierras altas ya comían masa de harina con diferentes rellenos. El pudding
llega a la cocina popular inglesa en las manos de los cocineros que conocieron
el uso de la harina proveniente del medio oriente y sobre todo de la cocina
india. Es por todos conocidos el abuso despótico y arbitrario que se fundamento
en las tierras de las colonias inglesas en la India, y también como acabaron,
pero más allá de estas cuestiones, sobre idas y venidas de mandos y mandados,
los cocineros hacían con lo que podían con lo que tenían para el disfrute de
los señores. Unos llegaban y otros volvían y en el camino dejaban plasmadas las
consecuencias que se transformaron hasta el día de hoy en unos exquisitos
resultados. Y ya puestos en antecedente, vamos a buscar una pieza del alado en
cuestión que pondremos a hervir con una hoja de laurel, un puñado de sal, no mucha, un par de zanahorias
cortadas en rodajas, un puñado de guisantes y un atadillo de hierbas ó bouquet
garni para que impresione la carne. Este atado lo haremos con una ramita de
apio, una ramita de romero, una de perifollo, una de cilantro, una de albahaca
y una de estragón. Si les resulta complicado preparar este logro por falta de
elementos, en las verdulerías normalmente se pueden conseguir ya preparados. Por
otro lado haremos un salteados con un diente de ajo, una cebolla, un pimiento
rojo, uno verde y con un tomate bien maduro descubriremos más ó menos un
parecido a un ajoarriero navarro. Hervido el pollo, lo desmenuzaremos. La
verdura la escurrimos y guardamos el caldo para una elaboración posterior.
Una
sopa de pollo con fideos, aunque haga un calor que torra, está fantástica, ó
bien para un fondo de unas lentejas romanas que aunque no sea navidad, siempre
cuentan en mi recetario. Descartamos las hojas de laurel y el atadillo de
hierbas. Mezclamos las verduras con el pollo y con el salteado y enfondamos
unas cazuelas de barro un poco más de la mitad. Las cubrimos con la masa de
hojaldre y pintamos con huevo batido. La masa que pondremos ya la hemos visto
en elaboraciones anteriores como la hacemos para una receta sin gluten y
también como la hacemos para una receta normal. Ponemos las cazuelas en el
horno a una temperatura de unos 180 grados para que se dore el hojaldre y listo
el resultado.
Y qué decir cuando
sale de horno, cuidado, no se quemen. Lo prueban, si, pero después de un
ratito, porque quema y quema mucho y el relleno conserva por tiempo muy largo
el calor. Llegados a este punto, nos
sumergiremos en la exploración de esas realizaciones garabateadas en “il
ricettario”, para encontrar los preparados y combinados que harán las delicias
de quienes nos acompañan en el camino, y descubramos en el trayecto, que no
quedan reseñas ni relatos por contar.
“El cocinero en casa”