martes, 26 de julio de 2016

Pudding de pollo

“No hay que perder nunca de vista, lo que realmente tiene sentido en la vida”

Apto para régimen sin gluten
                                 Hoy vamos a preparar una típica receta de las de antes. Hace tiempo que estaba con ganas de hacer una elaboración de este tipo saliendo de la cocina italiana y hasta de la española, y aunque no es novedad que hacemos también mucho de la cocina Inglesa, este plato me imagina sentir ese punto de nostalgia de tiempos pasados en las tierras celtas. Dice la historia por allí que fueron unos cocineros de la corte de Escocia que ingeniaron una elaboración de una masa para que los jugos de las carnes asadas se pudieran disfrutar también en el conjunto del plato. Mucho antes que Vasco de Gama pisara aquellas tierras de la India por los años 1490 y tantos, y mucho después en la desenfrenada y avariciosa búsqueda de riquezas por los piratas ingleses, los sultanes de las tierras altas ya comían masa de harina con diferentes rellenos. El pudding llega a la cocina popular inglesa en las manos de los cocineros que conocieron el uso de la harina proveniente del medio oriente y sobre todo de la cocina india. Es por todos conocidos el abuso despótico y arbitrario que se fundamento en las tierras de las colonias inglesas en la India, y también como acabaron, pero más allá de estas cuestiones, sobre idas y venidas de mandos y mandados, los cocineros hacían con lo que podían con lo que tenían para el disfrute de los señores. Unos llegaban y otros volvían y en el camino dejaban plasmadas las consecuencias que se transformaron hasta el día de hoy en unos exquisitos resultados. Y ya puestos en antecedente, vamos a buscar una pieza del alado en cuestión que pondremos a hervir con una hoja de laurel, un puñado de sal, no mucha, un par de zanahorias cortadas en rodajas, un puñado de guisantes y un atadillo de hierbas ó bouquet garni para que impresione la carne. Este atado lo haremos con una ramita de apio, una ramita de romero, una de perifollo, una de cilantro, una de albahaca y una de estragón. Si les resulta complicado preparar este logro por falta de elementos, en las verdulerías normalmente se pueden conseguir ya preparados. Por otro lado haremos un salteados con un diente de ajo, una cebolla, un pimiento rojo, uno verde y con un tomate bien maduro descubriremos más ó menos un parecido a un ajoarriero navarro. Hervido el pollo, lo desmenuzaremos. La verdura la escurrimos y guardamos el caldo para una elaboración posterior. 

Una sopa de pollo con fideos, aunque haga un calor que torra, está fantástica, ó bien para un fondo de unas lentejas romanas que aunque no sea navidad, siempre cuentan en mi recetario. Descartamos las hojas de laurel y el atadillo de hierbas. Mezclamos las verduras con el pollo y con el salteado y enfondamos unas cazuelas de barro un poco más de la mitad. Las cubrimos con la masa de hojaldre y pintamos con huevo batido. La masa que pondremos ya la hemos visto en elaboraciones anteriores como la hacemos para una receta sin gluten y también como la hacemos para una receta normal. Ponemos las cazuelas en el horno a una temperatura de unos 180 grados para que se dore el hojaldre y listo el resultado. 

Y qué decir cuando sale de horno, cuidado, no se quemen. Lo prueban, si, pero después de un ratito, porque quema y quema mucho y el relleno conserva por tiempo muy largo el calor. Llegados a este punto, nos sumergiremos en la exploración de esas realizaciones garabateadas en “il ricettario”, para encontrar los preparados y combinados que harán las delicias de quienes nos acompañan en el camino, y descubramos en el trayecto, que no quedan reseñas ni relatos por contar.
“El cocinero en casa”

  

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