“Recordar
el pasado no tiene que ser necesariamente como ocurrió”
Hoy me vengo a sentar con unas letras en la pluma que no sé a
cuantos les van a gustar, pero como ya he escrito hace algún tiempo, a mi pling
y al que no le guste que cambie el canal. Otra vez en la ruta de la reprueba, y
me sale así, y por un pronto sin freno, cuestionar a muchos y eso muchos son
muuuuchos, qué ha pasado con el respeto. Voy a ir sumando, integridad, honor,
aprecio, moralidad, lealtad, integridad, y si me apuro mucho y voy al ruedo sin
vara, justicia, honestidad y decencia. Pero qué pasa???,… cuál ha sido el caso
en que la raza humana ha cambiado, ó ha sido en algún momento en el que estaba
dormido?? Si es el caso,…paren el tren que me bajo. Respeto, respeto, respeto,
ya no hay ni por asomo respeto por nada, por nadie y mucho menos por algo. Se
ha convertido todo en una guerra por el atropello, el desdén, la soberbia y la
hipocresía. El hábito reglamentado como uniforme inherente a cada uno está
implantado en hacer ver que “donde dije digo, digo Diego” es moneda de cambio
normal y que no pasa nada ni ocurre algo sustancial ni reproche si es de
ocurrencia . Extraño aquellos tiempos donde un “Usted” y un “por favor” eran
valores de cultura y educación. Hemos llegado a un gruñido y si acaso un
UUUMMMM cuando nos encontramos con cualquiera sea ó no conocido en un recinto
con otros, pero lo peor del caso se cierne cuando intento salir de ese círculo
de ostracismo maleducado en el que se han envuelto muchos, y me miran con
desaire y grotesco reproche con repaso de soslayo. Si dicen, no digo, si hacen
no hago y en la saca del algunos no cabe más que la soberana estupidez de
creerse algo que no son, nacieron flautín y no llegarán nunca, aunque se lo
crean, a una lejana flauta, por más que soplen y resoplen. Sentenciados a
simular algo en pos de otros para aparentar, para pagar favores, para creerse
importantes, sin respeto, ni por uno mismo siquiera, se llega a la puerta de la
integridad. No hay nada de nada, se acabó la estirpe de los que hicieron
grandes naciones con ideas y aventuradas acciones. Ahora tenemos y no solo en
nuestra tierra, títeres mamarrachos que dicen algo y hacen lo contrario, no son
ejemplo de nada, y mucho menos para generaciones que están mamando para el
futuro. Están a la cabeza de lideratos, mmmmmm,….. bueno,…. es una forma de
decir que hacen lo que quieren porque los dejan, partisanos de pacotilla que no
son estandarte de nadie, pagados por otros tantos avechuchos genios del digo
algo que me olvido en un momento.
“Los
recuerdos son algo más que buena memoria”
Resulta interesante mirar algunas fotos del pasado, esas donde
muchos eran algo muy distintos a lo que son hoy y ahora se creen
transcendentales. Está lleno de candidatos que tienen la finalidad y el empeño
de hacer, la jodienda universal y sabe quién y sabe dónde, han sacado el título
y se han hecho acreedores del mérito de semejante función. Unos gobiernan
porque sí, y nadie dice nada, otros despotrican a gusto y placer insinuando
cualquier cosa ocurrente que levante mucho polvo, y siguen y siguen y nadie
diciendo nada, y otros muchos más miran despreocupados al horizonte porque esa
vaina no les toca. Mientras tanto la honestidad y la integridad por todo y por
nada se han ido al carajo. Llegados a este
punto, nos sumergiremos en la exploración de esas realizaciones garabateadas en
“il ricettario”, para encontrar los preparados y combinados que harán las
delicias de quienes nos acompañan en el camino.
Escabeche de
pularda
Un plato apto para comer sin gluten y para todos los gustos.
Resulta que en una de esas idas y venidas y pasando por una de
las tantas trattorias y cocinas del sentido, sentido por el buen gusto, me he
encontrado con un preparado de excepción exquisita. Para empezar este relato
decir que pularda en lugar de pollo tiene su razón. La pularda tiene carne más
firme que la del pollo y más suave que la gallina y los diestros de este plato,
y en este sitio, han atesorado el mejor de los resultados. Criadas a campo en
estas tierras de Rocha, los resultados lucen en el plato y aunque no sean de
Bresse, son unos ejemplares impresionantes.
Dónde estoy,….?? en la casa de Camilo Bailano, un lugar excepcional muy
cerca de Montevideo con una gente aún más fascinante y enamorada de lo que
hace. Lo primero que tenemos en mano es una hermosa pularda, que una vez limpia
partiremos en diez. En octavo quedarían las pechugas muy grandes. Esto es
cortar y sacar dos patas, dos muslos, dos alones y dos pechugas en mitades.
Sellamos las piezas de pularda hasta obtener un dorado suave y
reservamos. No empolvamos las piezas con harina, ni rebozados, ni pan rallado
ni nada que se le parezca, solo las piezas de pollo con piel y todo. Porqué con
pie,…??? Pues porque vamos a utilizar muy poco aceite y la grasa del pollo ya
añadirá lo faltante de óleo al preparado.
Ponemos unas perlas de pimienta negra enteras, unas hojas de
laurel, una cucharilla de sal y si acaso un punta de pimienta molida.
No
ponemos aceite de oliva porque el gusto es muy fuerte y lo que necesitamos es
resaltar el valor de la carne con el fondo suave de vinagre y no un incomible
vinagraco aceitoso.
En el plato luce mejor aún y el sabor no se puede describir en
letras, hay que probarlo.
Y como digo y escribo siempre para ser consecuente
con mi estilo de vida, y no un “donde digo dije digo diego” que los aborrezco
con todas mis fuerzas, nos sumergiremos en la exploración de esas ejecuciones garabateadas
en “il ricettario”, para encontrar preparados y combinados que harán las delicias
de quienes nos acompañen en el camino, y descubramos en el trayecto, que aún
existen muchas reseñas y relatos por contar.
“El cocinero en casa”
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