martes, 21 de mayo de 2019

“Locro criollo”

“Qual è la verità della storia”

Ho bloccato quello che so e ho schizzato quello che altri vogliono sentire

Apto para régimen sin gluten
“Locro criollo”
La historia de todo,… de todos,…. de algunas…. y de cualquier cosa, está escrita inevitablemente, por los vencedores de un hecho, acontecimiento, suceso ó contienda, enfrentamiento, disputa, conflicto ó polémica de una cuestión. No está escrita ó redactada por los que tuvieron la voz más débil y no por ello la falta de razón. La historia está plagada de firmados que no llevan ninguna prueba de que los hechos hayan ocurrido tal y como los describen, y de que los acontecimientos relatados tengan una base de credibilidad que se sustente con las gestas acaecidas entonces. Los apuntes escritos nos exponen que la historia es un conjunto de hechos y acontecimientos del pasado que no debemos bajo ninguna circunstancia dejar en el olvido, pero no por eso tienen que ser una verdad. La razón y el motivo, sean ó no sean verídicos,….pues,…para tener inspiración para no volver a cometer la misma estupidez una y otra vez y darle letra a los historiadores del futuro. El solo hecho de ver en activo que lo que fue ayer, ya es pasado, que mañana es un incierto y un desconocido acontecimiento por suceder y hoy es un regalo, y que por eso se llama presente,…. me río de los que se aferran a una nota del pasado como una rúbrica y decálogo para un mañana, dejando pasar y perdiendo el hoy que ya en un rato, es pasado. En mi historia, la que está escrita por la original letra del sentido único, vamos,….. escrita por la vivencia,….. dice que estoy orgulloso y altivo por el logro de mis hijos, furiosos defensores del hoy sabiendo que su pasado les ha llevado hasta lo que son y precavidos con lo que hay escondido en un mañana en que lo bueno de los que dicen que son y no lo son tanto, les alerta. Pedante y presumido por tener una compañera de vida como la que tengo, que ha llevado una senda de aguante y causa con altibajos, embelesado por sus meritos y logros que son consecuencia solo de su esfuerzo y tesón, a veces de mula terca, a veces todo corazón y otras que no la aguanto, pero sobre todo, petulante y engreído por la historia de vida en la que he durado con ella, aunque avergonzado de no haber estado alguna que otra vez a su altura y alguna vez me haya sacado de su vía y con el tiempo, me aceptara otra vez en su tren. Con otras cosas que me rodean, bueno,….abochornado, ofendido y renegado con la casta de ineptos, inútiles, incompetentes y nulos dirigentes políticos que encuentro de rebote y que aguantarlos es un suplicio. 

Escribo mi relato, para mí, para los míos y los que saben que desde el estribo de los que estamos del otro lado de la polémica, de la revuelta y la contienda, nos dejamos ver a media sombra para no llamar la atención y descubrimos, arreglamos, amasamos y preparamos sin pedir nada a cambio. Llegados a este punto, nos sumergiremos en la exploración de esas realizaciones garabateadas en “il ricettario”, para encontrar los preparados y combinados que harán las delicias de quienes nos acompañan en el camino, y descubramos en el trayecto, que aún nos quedan muchas reseñas y grandes relatos por contar. Hoy vamos a relatar el paso por otra bota, y esta no es “la mia Italia”, esta bota es más bien un botín, Jujuy. Quién vea en el mapa este contorno con los ojos de la imaginación, verá un parecido asombroso a un botín de los años 30. Bueno,…. el caso es, que, el cuento que nos lleva a poner como base fundamental en el plato que buscamos por este confín de tierra criolla, es el maíz. Vamos a preparar locro. Como lo vamos a preparar, pues de la manera antigua y de la forma que se hacía hace un pico de años y en el que las letras no eran nada más que palabras pasadas de boca en boca con el conocimiento de los pocos que sabían el rumor. El secreto de este menjunje, como digo, es el maíz ni más ni menos, porque en alguna parte de esos escritos antiguos, alguno dejó plasmado que los que llegaron antes, traían consigo sus caprichos en gusto y que la causa del resultado no es otro que el descubrimiento de alternativas a unos elementos que no se encontraban. Un kilo de maíz dulce, un buen trozo de carne cortada en cubos medios, un par de cebollas cortadas en pluma, un par de patatas también cortada en cubos medianos, un trozo de “tripa gorda” cortada en rueda no muy gruesas, un buen trozo de panceta salada y otro tanto de “mondongo”, también cortados en trozos no muy grandes, y no mucha aceite porque ya tenemos bastantes elementos grasos que soltarán sustancia y agua para el caldo, tenemos el resultado después de un par de horas a fuego y cocción muy lenta, de un plato que resucita muertos y sobre todo levanta el espíritu en días tan fríos con el de hoy. Como condimento, no le vamos a poner nada más que una cucharilla pequeña de pimentón, una guindilla, un buen pellizco de sal y una cebolleta de verdeo muy bien picada. La cantidad de caldo para este hervido tendrá que ser suficiente como para cubrir los ingredientes y que nos quede un espacio de unos dos ó tres centímetros hasta el borde de la olla. El plato terminado, lo dejo en prueba, el gusto, indescriptible.

Y ya vamos tocando a retirada. Queda la cocina siempre hecha un poema de olores que nutren mis ganas de seguir, cacharros por todas partes que me conquistan a descubrirme en otro plato a contar, y muy a pesar de los que se empeñan en joder la marrana con sus desaciertos y sus gloriosa y nefastas ocurrencias, la exploración de esas realizaciones garabateadas en “il ricettario” harán las delicias de quienes nos acompañan en el camino, y sigo descubriendo, que aún nos quedan muchas reseñas y grandes relatos por contar.

“El cocinero en casa”

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