Una receta milenaria
El Pan
Masa sin gluten y otras
Dice la ilustración científica que,:
“ La enfermedad celiaca se define como un desorden
sistémico inmuno-mediado causado por el gluten, y más concretamente su fracción
proteica, la gliadina y prolaminas afines, presentes en algunos cereales, como
el trigo, la cebada, el centeno y la avena, aunque la toxicidad de esta última
se encuentra actualmente en discusión. El consumo de estas sustancias produce,
en individuos genéticamente predispuestos, una combinación variable de síntomas
y cambios histológicos en la biopsia intestinal. Antiguamente se definía
también como “enteropatía sensible al gluten”, pero hoy en día ya no se utiliza
este axioma. Aunque la definición de enfermedad celiaca ha sido objeto de una
profunda revisión a lo largo de los años, todos los pacientes comparten un
denominador común que consiste en la presencia de una combinación variable de
manifestaciones clínicas en relación con la ingesta de gluten, la presencia de
anticuerpos específicos, la presencia de diferentes grados de enteropatía y la
predisposición genética, Así mismo, lo que al principio parecía ser una
enfermedad que se diagnosticaba solo en niños, se vio que podía afectar a
cualquier edad, y ahora se puede diagnosticar a edades cada vez más avanzadas e
identificando cada vez más a pacientes adultos, así como formas silentes.” Fuente: TFG, Dra. Ana Santos.
“Cuidado con lo que deseas, puede que no estés preparado si
ocurre de verdad.”
Teniendo
entonces como antecedente un desbarajuste de inmunidad en algunos individuos y
que hoy se puede no solo controlar y hacer un recorrido gastrónomo sin
miramientos, sino además llegar a límites en los que se puede tener un absoluto
control en la alimentación, nos acomodamos a disfrutar de una excelente
preparación. No siempre nos damos cuenta que hay acentuaciones fundamentales
que harán del momento un paso único. Vamos a cualquier convite que se precie de
bien atendido en cuestiones de puchero y solo prestamos atención al contenido.
En cualquiera de las circunstancias en que pase una bandeja con diversos
preparados ó nos enfocamos frente a un plato cualquiera, ó haya una mesa
servida ó nos encontremos con una estación determinada con elaboraciones
específicas, muy pocos ó casi nadie, le da la importancia que realmente se
merece este suplemento tan fundamental como es el pan. Aunque hay por allí
algunos que ya están empezando a observarse en el cambio y reclaman contenido,…
vamos,… solo en algunos y en casos muy específicos y con acento entendido en la
materia. Puede tener muchas formas y algunas muy caprichosas ideadas por el
gestor del invento en ese momento de cocción, otros de colores por las harinas
utilizadas y algunos otros con determinaciones dietéticas por cuestiones de
modernidad.
Dice
la historia escrita en alguno de los
muchos capítulos revelados por los inquietos buscadores de hechos históricos
con certificada confidencialidad y por alguna otra página de leyenda, que el
pan empezó a ser “una comida,” hace unos 9 mil años,…..puuuufffff,… casi nada.
Es tan antigua la receta como el origen del ladrillo, descubierto por
casualidad ó descuido por alguno que dejó cerca del fuego una mezcla. Las
consecuencias insondables para la humanidad, hasta la fecha, son elocuentes. Son
tantas las variedades de harinas hoy por hoy para hacer el pan en cada
cultura, en cada pueblo y en cada horno, que me gustaría poder probar todos, y
en cada uno de los sitios,….puuuuffff,…..sería imposible. “La
preocupación por las cosas pasadas nunca cura ni arregla nada, solo te roba la
vida.”
En
alguna página por ahí, he leído, que ya se hacía algo precario de todo esto
antes de que los egipcios adoptaran la mejora que elaboraban de su masa
que era la molienda de un grano que usaban para su alimentación con grano
machacado y agua.
No se sabe a ciencia cierta qué clase de cereal era
específicamente, pero se supone que lo manipulado como precursor de la primera
harina, era un grano sarraceno que en principio se quebrantaba y se hacía una
pasta con agua. La ciencia antropológica, ha determinado que el aparato
digestivo del individuo de aquel entonces no aceptaba como digerible el
grano como tal, así que entre una vuelta y otra lo rompieron, lo mezclaros con
agua y vualà, resultado comestible. Después,….algún otro dejó un pegote de esto
en una piedra caliente y ahhajajaja… el invento se desarrollo hasta hoy como
ninguno. En alguna parte de Sumeria
alguien empezó a elaborar pan tal y como lo conocemos hoy, con todas las fases
bien diferenciadas de amasado y fermento. Para cocerlo empleaban las cenizas de
fuego y para elaborar mayor cantidad en la misma tanda tapaban el amasado con
piedra caliente. Los sumerios, en algún tiempo, enseñaron luego a los egipcios
a elaborar pan. Los egipcios aceptaron este conocimiento como una concepción
mejor que su concepto para saciar el hambre de sus gentes, y fueron
sistematizando y mejorando los procesos de panificación, hasta convertirlo en
un alimento indispensable para su sociedad.
La cultura griega desarrolló
la masa madre a la que ampliaron con todo tipo de harinas de cereales y
desarrollaron otras y distintas formas de elaboración. También cocían la masa
con calor, pero ya más acentuados en los procesos, utilizaban hornos en forma
de cúpula y abiertos en la parte frontal para introducir las masas. Algunas
veces le aportaban al menjunje algo de sabor dulce y empezaron a añadirle miel,
nueces y diferentes frutos secos como inicios y precursores de la bollería
moderna. Los romanos, por su parte,
mejoraron los hornos, los molinos y las máquinas de amasar. En esta altura de
la época, el pan estaba muy bien ponderado, era un alimento de ricos y en aquel
periodo el que era panadero y tenía los conocimientos para elaborar esta masa,
estaba muy bien considerado dentro del ámbito societario. Es en Roma, como en la mayoría de los casos
de origen preceden-tal de todas las cosa que han llegado hasta hoy, dónde nace
un colegio oficial de panaderos. Siglos más tarde se siguen desarrollando las
técnicas de elaboración de esta masa y aparecen otras formas como la baguette,
donde cuenta la historia que tiene un origen militar en las campañas de
Napoleón, el criollo, con historias de referencias a la cultura africana con el
consecuente barbarismo de la esclavitud, la chapata, el finnelli, el chusco, la
ciabatta, la piadina, el naan indú, el boazi chino, el stollen dulkce de
germania, el pretzel, el mollete, la rosca, la trenza, el rústico, el redondo y
mil nombres más y formas con derivaciones y con antecedentes que
cada cultura determina en sus obradores y a su producto.
Se conceptúan los gremios de panaderos como industria
fundamental y se elaboran harinas más finas de cuanto cereal se encuentre y sea
apto de molienda. Aparece otro concepto de harina y la patata, la mandioca, la
chaucha, la calabaza, la yuca, el arroz,…y etc,..etc….discurren a ser también
esenciales en la elaboración de las mil e infinitas derivaciones de aquel
descuido dejado al calor del fuego.
“El que toma partido y concreta una decisión,
que apechugue con las consecuencias.”
Entonces el pan entra en el camino de lo
imprescindible y pasa a ser ya un alimento al alcance de todas las clases
sociales. Pero el resultado más festejado por la cocina fundamental está en el descubrimiento de poner tomate, un alimento nuevo en Europa, en el
que se emplea una antigua variante de pan plano mencionado como focaccia, y que
se acaba denominando pizza.
Como en todas las historias, a la vez que los inventos avanzan, también surgen complicaciones
nutricionales y en la digestión saludable de algunos consumidores de la especie.
"Es de inteligentes alejarse de personas que
piensan que estás peleando cuando das tu opinión"
Si quitamos los derivados de las harinas de trigo,
cebada, centeno y avena, los celíacos están en disposición de comer y digerir
sin la menor complicación, cualquier producto elaborado con otras harinas. En
algunos estudios desarrollados en la actualidad se ha llegado a sugerir que con
un tratamiento adecuado y hasta con el propósito de una posible vacunación,
este impedimento puede ser salvado de todo riesgo.
Pero aún así y hasta que la ciencia alcance futuros, y
entonces visto el antecedente, buscamos harinas favorables en el almacén de
cocina y elaboramos un pan con harinas tan disímiles y variadas que una harina
de maíz sería casi como una elaboración común y simple.
En casi todas las cocinas de hoy se elaboran tal
cantidad de preparados con tan diferentes fundamentos, que para unos y otros
las respuestas están al alcance de cada complacencia y gusto. Panes, bollería,
pastas, elaborados frescos y congelados con harinas diversas, están en el
precepto de la cocina contemporánea y con toda clase de secretos. En uno de
todos esos secretos nos vamos a sumergir en este episodio de letras y cazuelas
y vamos a poder hacer en casa, lo mismo que guisamos en las grandes cocinas, …
bueno,.. en los grandes hornos, como dejo prueba de ellos y con los que he
quedado fascinado. La masa madre es un capricho que nos tomaremos muy en serio
y además se atañe como trama esencial de un terminado exquisito. Es inexcusable
y preciso que exaltemos el sentido de ese saber degustar. Para comenzar a
elaborar la masa madre, lo que debemos tener es tiempo,…es una cuestión
indispensable y de razón imprescindible para que logremos un perfecto
resultado. Tiempo,…el secreto de muchos logros en la cocina,….tiempo es lo que
nos hace falta para empezar con este preparado y tiempo es lo que nunca debemos
olvidar como fundamento esencial en el fogón. La diferencia principal entre el preparado común de panadería
y este otro con masa madre, radica en que uno se fermenta con harina y
levaduras y el otro se fermenta con solo harina y agua. Ambos se elaboran mediante la fermentación de la masa. Esto no quiere decir que el hecho de utilizar
levaduras, convierta un producto en menos sano comparado con otro.
“En la vida, lo más
importante no es lo que haces, sino, con quién lo haces.”
Podemos justificar a día de hoy en varias
cocinas y resultados de horno, que la masa madre producida a partir de harinas
libres de gluten tales como la harina de maíz, de arroz, de amaranto,
de mijo, de yuca, de patata ó de soja, contiene nuevas cepas
de lactobacillus y levaduras que no se encuentran en las harinas
tradicionales con gluten. El uso de estas harinas en las
elaboraciones finales y preparadas sin gluten y en sustitución de las
levaduras, nos da un consecuente producto terminado de mayor calidad desde el
objetivo sibarita y además nutricional debido a esa ausencia que en otras
elaboraciones tienen la necesidad de añadir como aditivos hidrocalóides, enzimas
y conservantes químicos.
Las ventajas nutricionales de los panes elaborados con masa madre están
sobradamente demostradas desde hace muchos años, sin embargo hay mucha
confusión al respecto de qué es exactamente la masa madre. El pan industrial ó cualquiera de las elaboraciones con este proceso
“industrial”, suelen elaborarse a partir de levaduras químicas y su transcurso
fermentativo suele durar entre una y dos horas, mientras que el de una masa
madre, lo lícito, es que se prolongue hasta rondar las 24 horas de
fermentación.
Lo que se consigue con esta fermentación tan prolongada es una
especie de pre-digestión, en la que se procesan los nutrientes propios de la
harina y de esta forma son asimilados mejor por el organismo, dando un sabor y
propiedades organolépticas diferentes y haciendo que el pan sea más sano y
sabroso con una acidez diferente. Hay que
tener en cuenta además, que la masa madre es un producto vivo y como tal
requiere cierta atención.
“Trata de ser como la sal, su presencia no es
fundamental, pero sin ella, se pierde sabor.”
Lo necesario para que una masa madre siga viva es
alimentarla semanalmente a base de harina y agua como hacíamos durante su
proceso de creación, de esta manera no se echará a perder y puede durar durante
mucho tiempo en que hagamos uso de ella.
Toda la vida, si lo proponemos. Vamos
a ver si completamos este viaje con una elaboración bien preparada y con
sentimiento para tener un exquisito pan casero todos los días en nuestra cocina,
debemos empezar por hacer esta masa madre. Hacer una masa madre en casa es muy sencillo y para
tener ejemplo vamos a ponernos mano a la obra,….veamos,…..ponemos 100 cc. de
agua con 100 gr. de harina, sea la que sea sin gluten, lo mezclamos hasta que
se forme una papilla y dejamos actuar hasta el día siguiente en una zona cálida
de la cocina sin corrientes de aire y en la que será conveniente una
temperatura entre unos 24º a 28º. En esta mezcla se generarán una serie de
levaduras y bacterias que se originarán durante todo ese tiempo de reposo. Al
día siguiente, volvemos a poner otros 100gr de harina a esta mezcla del día anterior con otros 100cc. de agua, es decir, que ya vamos por unos
200gr de harina y unos 200 cc. de agua y se vuelven a dejar hasta el tercer
día, en que volvemos a manipular de la misma forma esta papilla. Se añadieran
otra vez 100gr de harina y otra vez 100 cc. de agua. Se repite el proceso
durante seis días, al cabo de los cuales tendremos una masa madre hecha,
totalmente fermentada y cargada de CO2 que
ya habrá triplicado su volumen y será perfecta para poder preparar nuestros
propios panes. Antes de empezar a preparar
nuestros bollos, dejamos a buen recaudo
una cantidad para próximas elaboraciones, a la que debemos necesariamente
cuidar de la misma forma que hemos hecho con la masa anterior. Al preparado que
hemos apartado le agregamos la harina suficiente para hacer una masa suave que
no se pegue en las manos. Hacemos los bollitos de a uno y con un tamaño
regular, de medio puño, más ó menos, amasamos muy suave y solo a mano, y les
damos la forma que se nos antoje, los marcamos en la parte superior y dejamos
que repose hasta que vuelva a doblar su volumen. SIN PALO DE AMASAR,….sin palo
de amasar para evitar que la masa se apelmace. El horno deberá estar caliente
entre unos 200º a 220º. Si es de combustión a gas,….mucho mejor,… aunque
eléctrico también nos vale. Ni le cuento como queda el resultado en los
antiguos hornos de leña en los que he probado resultado y que alguno queda por
allí escondido en las cocinas de las de antes y en los que me he dado alguna
vueltita de reconocimiento,….son fabulosos. Acomodamos un recipiente con agua
en la base del horno, emplazamos la bandeja con los bollitos marcados y en unos
20 a 25 minutos en calor,… listo el resultado. Hay algunos que dicen que
humedecer la masa antes del horneado es para que se cocine una buena cresta
crujiente, en este caso y por el resultado que nosotros obtuvimos en horneado,
no ha sido necesario. No quiere decir esto, que en algunos casos no se pueda
elaborar de esa forma. La cocción en hornos de gas y sobre todo en hornos de
leña antiguos, con poner un recipiente con agua, ya es suficiente para la
humedad que hace falta. De momento y esperando que fermente la próxima tanda de
panecillo con forma caprichos de rosca, me siento a disfrutar una sopa de setas
con pan.
Llegados a
este punto, nos volvemos a la exploración de esas páginas y trabajos
garabateados en “il ricettario”, para escudriñar los preparados y armados que
harán las delicias de quienes nos acompañan en el camino, y encontraremos en el
trayecto, aún largo por recorrer, que nos quedan muchas cocinas por descubrir y
secretos con muchas reseñas por contar.
“El cocinero en casa”