martes, 28 de octubre de 2014

Pan de la tahona, con fermento natural

Apto para celíacos

Vamos a preparar pan como si estuviéramos en una panadería, con masa madre. Muchas son las preguntas que me plantean acerca del preparado de pan sin gluten y las dificultades que lleva prepararlo, y a pesar de que ya hemos escrito anteriormente sobre esta problemática, hoy procuraré resolver las dudas con mayor profundidad y ser felices con un resultado exquisito. Pero antes de comenzar, voy a dejar claro y en advertencia, “esta aventura es para tener paciencia,…. mucha paciencia”.
Vamos a empezar haciendo una masa madre y nos preguntamos,…¿Qué es eso de una masa madre?,…..Pues veamos,…….es la levadura que podemos preparar en casa sin necesidad de volvernos locos tratando de conseguir leudante apto para celíacos. Se elabora a partir de almidones ó féculas sin (TACC), trigo avena, cebada ó centeno, y a estos almidones ó féculas, agregarles un fermento de una harina de leguminosa como puede ser harina de garbanzos, harina de arroz, si es arroz integral mejor aún, harina de judías blancas, ó harina de trigo sarraceno. No confundir, Churras con Merinas. El “Trigo Sarraceno” no es trigo, ni siquiera es un cereal. El alforfón ó trigo sarraceno es una planta de la que comemos sus granos, pero no es un cereal de trigo. En gastronomía se llama ”la proteína vegetal", por tener un raudal de proteínas y además riquísima en aminoácidos que están carentes en otras plantas, como la lisina. La lisina es un aminoácido componente de las proteínas sintetizadas por los seres vivos. Es uno de los 10 aminoácidos esenciales para los seres humanos. Bueno, volviendo al trigo sarraceno; Se considera alimento para ganado en muchos lugares dónde se quiere tener un animal con resultados de carne excelente porque no deja que la digestión acumule líquidos, mientras que en otros lugares se presenta en forma de blintz, especie de tortita muy plana preparada al horno sobre las que se presentan estupendas cucharadas de cualquiera de las veinticinco variedades de caviar de esturión, y si consideramos que es de origen Ruso y Ucraniano, pues el cavia será de Beluga, Osetrá ó Sevruga y no de cualquiera de los sucedáneos de lumpo, bacalao, salmón ó mujól al que se le agrega colorante negro ó rojo sea el caso, claro.
Visto ya que el trigo sarraceno es una alternativa óptima para nuestra dieta sin gluten, debemos valorar también, que si la dificultad para conseguir cualquiera de las otras harinas es un inconveniente, y no,…no lo es, lo solucionamos con una licuadora. Un buen puñado de la leguminosa que deseamos, y a licuar, pasamos por un colador fino y en un momento,….listo el pollo.!!!!!,…tenemos la harina que deseamos.
Veamos qué hacemos, ahora que tenemos todos los elementos para iniciar la elaboración.
Primero,….nos armamos de paciencia,…. y en un frasco introducimos dos cucharadas de la harina elegida, maíz, mandioca ó cualquiera de las elaboraciones que ya vienen preparadas y logramos conseguir en el comercio. Ponemos la misma cantidad de nuestra harina de leguminosa y cantidad de agua como para formar una pasta, no muy líquida y tampoco muy espesa. 
Voy a utilizar para este preparado de hoy, harina para elaboraciones panificables de una de las tantas marcas que se consiguen en el mercado y no mezclar con el mix para repostería, y además, le pondré harina de arroz para un fermento y harina de garbanzo para el otro fermento, para tener dos ejemplos. Uno será más blanco y fino y el otro más ocre y campero, tipo integral. En próximas elaboraciones mostraremos el resultado con trigo sarraceno. 

Tener siempre en cuenta que la temperatura del agua para mezclas con harinas nunca debe ser muy fría ó muy caliente, la calentura ideal del líquido, es la templada. Removemos muy bien y dejamos reposar en un lugar a temperatura ambiente con poca luz. Mucho calor ó mucho frío tiene consecuencias nefastas para nuestro invento. El calor matará el fermento y el frío ralentizará el proceso. Al frasco lo dejamos tapado con papel film al que le haremos unos pequeños orificios para que respire el contenido. Pasadas 24 horas, y ya vamos en el segundo día del proceso y no antes, veremos nuestro resultado. Puede tener burbujas, ó no. 
Si no las tuviera, no hacemos nada más que dejar otras 24 horas. Si las tuviera, entonces es el momento de darle de comer a nuestro monstruito. Sacamos la mitad del preparado y podemos descartarlo ó ponerlo en otro frasco para tener dos productos y compartirlo con nuestros aliados en el proyecto. 
Sea cuál sea la determinación, agregamos la misma cantidad que retiramos, esto es decir que debe ir compartido a partes iguales de harina y leguminosa junto con el agua. Una cuchara de harina, una cucharada de leguminosa más agua. Dejamos otras 24 horas a que la naturaleza se explaye y ya vamos por el tercer día. No se olviden de alimentar el segundo frasco si han determinado tener un segundo fermento. Al cuarto día veremos nuestro resultado con el doble ó más de altura, lleno de burbujas y pueden ser muy gordas. Tenemos uno ó dos frascos, y debemos hacer exactamente el mismo proceso que el día anterior. Quitamos la mitad y agregamos lo mismo que cogemos, y en este caso no lo guardamos porque entonces pondríamos una fábrica de fermento natural,……y podemos hacer mucho pan ó poco pan, pero no merece la pena seguir almacenando porque siempre iremos dejando un resto de fermento en el frasco para conservar. Resignamos un quinto día más antes de encender el horno para que siga actuando el proceso natural de fermentación y al sexto día, nuestro resultado estará en condiciones insuperables para ser usado. Si hacemos poco pan usamos la mitad del frasco ó todo un frasco y la mitad del otro y volvemos a poner las cantidades que saquemos para reponer y seguir teniendo levadura natural, ó mucho pan y usamos todo y dejamos el proceso para iniciar otra vez cuando queremos hacer panadería.
Ahora sí, nos vamos a la cocina y usamos 100g de masa madre, le agregamos 100 gramos de harina y 100 cc de agua. El leudado de estos panes va a ser más lento que el fermento normal, y por ello hay que dejar “reposar ó descansar” la masa un mínimo de 4 horas y no más de 8 horas para que no se vicie, y allá vamos, en principio, al amasado. Nos tendrá que quedar una masa en un comienzo muy pegajosa, difícil de manejar y antipática, pero no desesperen, es solo en el inicio. 
Luego se vuelve dócil, maleable y hasta rica, olorosa y con aires de añoranza a la cocina de la abuela. Le ponemos un poquito de sal una vez que comencemos a notar que la masa se vuelve más dócil y no antes porque la sal es muy mal amiga de la levadura. 
Después de unas cinco horas en reposo y en lugar abrigado de corrientes de aire, este es el resultado,…….uuuuaaaahhhhh……!!!!!!.....ya nos estamos disfrutando el resultado acompañado con un buen embutido casero. Ponemos en el horno a temperatura moderada de 180 grados y además un cuenco con agua. 
Esto va a cumplir las funciones de vapor que nos hace falta que para que la masa no se reseque y después de unos 45 minutos, más ó menos y dependiendo del horno,…sale nuestro resultado…..Cuidado a quién cocine con horno eléctrico. El tiempo de cocción deberá ser de 55 a 60 minutos y esto es porque el calor de la electricidad no es igual al calor producido por flama. 

De todas formas, llegados a este punto, ya no hay más secretos, tenemos la satisfacción de la empresa bien terminada y el reconocimiento de los que serán agasajados con este delicioso resultado, que realmente, no tiene precio y que nos hará la mar de felices con un buen chorizo casero ó cecina de pueblo.
         “El cocinero en casa”

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