martes, 26 de enero de 2016

Baccalà sulla patatine schiuma e funghi caramellate

“Lo que se promete es deuda, 
y una deuda es compromiso”
Apto para celíacos

Antes de seguir viaje a las tierras altas de Normandía, en las que pretendo escudriñar y encontrar una exquisita carne de cordero expresada en chuletas, hacemos un alto en el camino y nos desviamos unas pocas estaciones en dirección a un rincón de la Toscana, en rebusca de una delicatesen sabida y con secreto celosamente guardado por los coterráneos del lugar. Mucho me han contado sobre este plato del que no puedo dejar pasar para tener una prueba de que realmente es lo que cuenta. Descubro, después de muchas vueltas, un rincón bastante apartado de las miradas y placeres de los turistas, y nos sentamos en L`acatonna. Por razones muy expresas de la mamma Cata, ejecutora de los entresijos de esa cocina, no dejo noticia de su ubicación, y sobre la referencia acerca de la variedad de setas, tampoco.
El intrusismo que organizamos en la cocina de los secretos, fue un momento anecdótico, pero la terminante circunstancia de desdicha, ha sido con agasajo expresado con un plato de una satisfacción tal, que merece un clamoroso y reconocido homenaje a ese guiso de antes en manos de los que quieren hacer y hacen las cosas como se debe. Este bacalao sobre una espuma de patatas y salpicón de setas silvestres, está preparado como hace doscientos años se arreglaba para la corte Toscana, exquisito, imponderable, soberbio. El trozo de bacalao en un perfecto punto de plancha, trabajada a carbón vegetal, sobre una espuma de patata, lograda a base de un muy buen montado de la nata de cabra y con patatas muy harinosas. Lucía tal y como nos contaron que iba a suceder. Pero el gusto,…..aaahhhhh !!!!!!... exquisito, delicado, insuperable. 

Un acuerdo que súbitamente debimos conseguir en nuestra cocina, con la base de patatas con la nata y el salpicón de setas como teníamos agendado en nuestro cuaderno de viaje. El resultado que logramos,….nos quedó bastante parecido, el punto del calor por plancha de carbón hizo el secreto de “ottimo”. La prueba gráfica dice más que las palabras, pero el gusto hay que declararlo en presencia. 

Es un combinado digno para agasajar una buena mesa y comensales de buena cata. Y después de haber disfrutado de este impasse, del que nos llevamos un recuerdo imborrable, seguimos camino a nuestro destino de las tierras galas al encuentro de las chuletas, pero mientras tanto, llegados a este punto, nos sumergiremos en la exploración de esas ejecuciones garabateadas en “il ricettario”, para que con los preparados y combinados que harán las delicias de quienes nos acompañan en el camino, entremos en un trayecto en el que no queden reseñas ni relatos por contar, y el resultado sea para que la parte final del itinerario nos implique solo en regocijarnos con desenlaces memorable.

“El cocinero en casa”

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