Apto para celíacos
Muchos
recuerdos se agolpan en la memoria y la nostalgia de aquellos tiempos, juega
una ofrenda indescriptible… Questa torta
al cioccolato fa venire l’acquolina in bocca solo a guardarla,
ed è perfetta per festeggiare un compleanno, soprattutto se il festeggiato è molto
goloso ma non è un bambino.
Se supone que esta receta es originaria de
i Stati Unite d´America pero nada más lejos de la realidad. Que los americanos
hayan mejorado y hasta perfeccionado la receta es válido, pero originario de
allí,… non è vero. En los años 1880 había una cantidad de inmigrantes europeos
por esas tierras de Dios entre irlandeses, italianos y nórdicos, que tenían sus
zonas muy bien delimitadas en costumbre y gastronomía y en sus guetos era muy
difícil entrar. Las costumbres, las formas y las comidas de cada uno eran
diferentes a las de su vecino pero muy bien se puede decir que uno de ellos
rompió con ese aislamiento. Surgió de entre ellos, y en la cocina italiana, un
panadero que supo cómo concebir en el nuevo mundo y su entorno, algo que ya
gustaba en su tierra natal. Este personaje elaboraba un preparado con chocolate
y nueces para que sus paisanos lo disfrutaran en las fiestas y celebraciones en
recuerdo de su terruño. La historia hace mención, en esos años de 1890, acerca
de un pastelero llamado Humberto Brunni que poseía las credenciales más fiables
del invento y que los irlandeses llaman Brouni. Como es de suponer con la mala
traducción y la forma particular de los americanos en hacer las cosas, derivó
en lo que conocemos hoy como “brownie”. Aunque en algunas publicaciones de 1896
y otras de 1904 se refieren a este particular preparado como “tarta pequeña como
brownie con nueces”, no es su receta original ya que además los ingredientes
están conformados con una melaza que reemplaza al chocolate, y debemos
considerar que aun aceptando las mejoras en que puedan haber incurrido los
cocinero locales, no deja de ser una receta originaria de la cocina italiana. Este
dulce muy similar al gusto de los inmigrantes sajones, quedó arraigado en sus
costumbres, y me inclino por estas afirmaciones aunque claro está, a los
americanos no les hace ni pizca de gracia, aunque viendo lo actual y que nada
en EEUU es americano de verdad, no sé porqué la desdicha. Bueno,… el caso es
que ya para ese entonces, el preparado se había elaborado antes en las tierras
italianas y aquí va la receta de la familia. Vamos a la cocina y ponemos 80 g
de mantequilla a punto de pomada en un recipiente. Añadir 165 g de azúcar glass,
2,5 gramos de bicarbonato sódico y una
pizca de sal batiendo enérgicamente con la varilla hasta conseguir una crema. Incorporamos
de la misma forma 135 g de cobertura negra fundida y seguimos batiendo. Añadimos
2 huevos de uno en uno sin incorporar el siguiente hasta que no esté bien
mezclado el anterior para luego ir mezclando con suavidad, 130 g de maicena y 100
g de nueces limpias ó frutos secos que hayan elegido. Colocamos la mezcla en un
molde previamente engrasado y enharinado ó si se nos ocurre hacer en forma
individual, en cápsulas de magdalenas. Cuidado si opta por esta forma,
deberemos poner masa hasta la mitad del contenido porque crece mucho. Cocemos en
el horno a 180 grados durante 30 minutos.
La forma más tradicional de comerlos
es en cuadritos de unos 5 cm. de lado, tibio y con una bola de helado,
acompañando una taza de café. Ni hablar más, si es con l’aroma, la crema e il corpo di un buon caffè espresso all’italiana. Llegados
a este punto tenemos la satisfacción de la empresa bien terminada y el
reconocimiento de los que serán agasajados con este delicioso plato, que no
tiene precio, tampoco el café…
“El cocinero en casa”
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