Apto para celíacos.
Vamos a preparar donuts tan buenos como
los de fábrica. Usamos solo harina para celíacos. Los donuts de hoy los prepararemos de dos formas diferentes,
al horno y fritos. Los donuts son atrayentes, sugestivos y dicen que hasta un
pelín sexys.
Todo sea por eso de la forma redonda que tienen, vamos, se me
ocurre que será por eso, a saber…
En este caso los vamos a hacer de la forma
tradicional, azucarados y glaseados…. y luego le podemos añadir chocolate negro
bañado……que la babilla se nos caiga de gusto. Vamos poniendo el horno a precalentar, a unos 180 grados, solo
con calor abajo, para
el horno eléctrico y normal para los hornos a gas. En una sartén profunda
ponemos aceite de girasol para freír.
Ahora en un cuenco desmigamos 25 gramos
de levadura de panadería y la hidratamos con 125 cc de leche tibia, le sumamos
dos huevos y 100 cc de aceite y batimos muy bien. Lograremos un líquido
espumoso al que le volcamos medio kilo de harina de repostería. Podemos usar harina
panificable si queremos que la masa nos quede más compacta. Le agregamos
esencia de limón y dos cucharadas de azúcar. Amasamos y amasamos y amasamos
hasta conseguir una masa suave y elástica. La extendemos sobre una tabla a un
grosor de 7 a 8 milímetros y hacemos los discos agujereados.
Los colocamos en
una bandeja para horno y los dejamos leudar por espacio de media hora en un
lugar cálido y sin corrientes de aire. Los discos que van a la fritura, los
dejamos leudar de la misma forma. Pasado el tiempo de leudado ponemos la
bandeja de horno en la parte alta y los dejamos cocinar unos diez minutos. Los
retiramos y los bañamos con chocolate. Los que van para la fritura, los vamos
haciendo con cuidado porque no se deben quemar por fuera y quedar crudos por
dentro.
Para esto debemos tener el aceite no muy caliente. Una vez fritos los
bañamos con el glasé que hemos preparado con 100 gramos de azúcar y un cuarto
de vaso de jugo de limón. Los disponemos en bandejas por separado ó juntos para
recibir el despliegue de energía de los que se acercarán a devorarlos. Las
fotos no representan ni la mitad del gusto con el que se los comieron la banda
que esperaba el tema final y presentación.
Llegados a este punto, tenemos la
satisfacción de la empresa bien terminada y el reconocimiento de los que serán
agasajados con este delicioso plato, que no tiene precio.
“El cocinero en casa”
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