sábado, 30 de junio de 2012

Costillas con patatas


Apto para celíacos
Hoy nos vamos a la cocina a preparar un plato de los de antes. Uno de aquellos que nos sigue haciendo agua la boca cada vez que nos invitan a pasar el día en una casa de campo. Costillas con salsa barbacoa y patatas. Las costillas debemos comprarlas enteras, es decir el costillar sin cortar y limpio de grasa. En una bandeja para horno acomodamos el costillar para asarlo durante más ó menos unos 25 minutos por lado, a una temperatura de 180 grados. Primero con las costillas para arriba. No le pondremos demasiada sal y solo una vez y cuando lo damos vuelta para asar por el segundo lado. Este lado será el que más carne tiene. Pelamos unas cuantas patatas para cortarlas en cubos y una vez lavadas y escurridas ponemos una sartén con una buena cantidad de aceite y las freímos. Mientras tenemos la carne en el horno y las patatas en la fritura vamos preparando la salsa barbacoa. Hay muchas salsas de este tipo en el mercado, y muy buenas, pero os recomiendo que se tomen unos minutos y preparen una salsa como es debido y como se hacía antes. En una olla ponemos un chorrito de aceite y una cebolla picada junto con dos dientes de ajo, también cortados. Freímos con cuidado que no se queme el ajo y en el momento que comienza a colorear en tostado agregamos una lata de tomate triturado. Le sumamos dos cucharadas de vinagre de manzana, tres cucharadas de miel, dos cucharadas de salsa perrins, dos cucharadas de mostaza suave, una punta de pimienta y una pizca de romero y otra de tomillo. Mezclamos todo muy bien y dejamos a fuego muy bajo durante unos 25 minutos. Pasado este tiempo le pasamos la licuadora y lograremos una melaza suave que será aterciopelada cuando la colamos por un chino y luego por un cedazo. No le ponga mucha sal porque este tipo de salsa debe tener ese fondo agridulce que con mucha sal se lo quitaríamos.
 Si cree que la salsa ha quedado demasiado espesa la puede licuar con un poquito de agua caliente. Quitamos las patatas de la fritura y las acomodamos en la bandeja de la carne. Una vez resuelta la salsa pintamos con una brocha la carne y volvemos a poner en el horno el asado por unos minutos antes de servir para que todo el conjunto se armonice. El resto de la salsa la ponemos en una salsera para llevar a la mesa. Llegados a este punto tenemos la satisfacción de la empresa bien terminada y el reconocimiento de los que serán agasajados con este delicioso plato, que no tiene precio.

“El cocinero en casa”

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