Preparado apto para celíacos
Hoy nos dedicamos a preparar un dulce que
nos vale para todos los postres, sobre todo para las crepes. Este dulce de leche tiene varias formas de elaboración y de acuerdo a la cocina que lo prepare un nombre distinto. Es muy fácil pero
lleva un poco de tiempo lograr el punto justo. En una olla ponemos 1 litro de
leche entera. Es mejor esta leche porque el cuerpo de la emulsión será mucho
más compacto, aunque es muy factible utilizar leche desnatada, el resultado no
es el mismo. Le sumamos 300 gramos de azúcar junto con una cucharilla de
bicarbonato y una rama de vainilla. Hay una receta muy antigua que dice que a
estos elementos le agregamos unos 150 gramos de manteca de cerdo. El dulce
queda excelente. Ponemos a hervir muy suave, a ver esto de muy suave, es muy,
muy suave. Removemos constantemente con una varilla para que los elementos
comiencen a emulsionar.
De a poco, bien digo, de a poco, comenzará a tomar color.
Seguimos moviendo sin agobiarnos porque llegados a este punto estaremos un
tanto aburridos de tanta varilla y buscamos el color que pretendemos para el
resultado. Después de más ó menos unas 2 horas, el logro comenzará a mostrarse.
El color será canela subido y de aquí en adelante el punto estará de acuerdo al
color que nos guste como producto final, pero teniendo en cuenta que cuanto más
oscuro, más posibilidades tenemos que se pegue en la olla y tenga un gusto
incomible.
Retiramos del fuego y dejamos enfriar lo suficiente como para poder
rellenar los frascos de cristal y los cerramos en caliente. Cuanto más caliente
esté el dulce al rellenar los frascos, mejor hará el vacío cuando se enfríe. Ahora sí, dicho esto tenemos la satisfacción del trabajo bien
terminado y el reconocimiento de los que serán agasajados con este delicioso
plato, que no tiene precio.
Guardamos en la nevera, si queda algo, y pensamos en deleitarnos cuando tengamos ganas de más crepes.
“El Cocinero en casa”
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