Para preparar este plato debemos tener
verdadera alma de cocinero y saber disfrutar la pasta, porque a los spaghetti
los hemos amasado, son frescos y los habremos hecho con la masa que se
especifica en la auténtica cocina italiana. Cada 100 gramos de harina, una
pizca de sal, un huevo y agua suficiente para obtener una maza suave y lisa sin
que se pegue en los dedos. Amasamos muy bien y con buen tino hasta lograr el
resultado óptimo para extender la masa, fina, suave y sin grumos. Hacemos un
rollo y cortamos a cuchillo los spaghetti
que dejamos orear mientras nos tomamos un aperitivo después de la
realización exquisita que tenemos entre manos. Si los compramos debemos seguir las instrucciones de cocido
que muestra el paquete. En caso que la preparación sea para régimen sin gluten, pondremos la misma cantidad de harina panificable sin gluten y una cucharilla de levadura, El procedimiento para la elaboración es el mismo. Los spaghetti frescos se deben hervir en abundante agua
con sal y sacarlos al dente. No dejarlos dentro de la olla con agua caliente y
no ponerlos en agua fría. Los escurrimos y los ponemos en la sartén donde hemos
preparado la salsa. La salsa para este caso es sencilla.
En una sartén ponemos una cucharada de mantequilla y rehogamos
unos ajos laminados hasta que estén dorados, inmediatamente incorporamos los
mejillones limpios y salteamos un instante. Ponemos un poquito de pimienta,
perejil picado y un chorrito de vino blanco y removemos todo el conjunto dejando
por unos minutos que evapore el alcohol. Incorporamos los spaghetti escurridos
y salteamos bien para que se impregnen con la salsa.
Si les sale como debe ser,
quedará como la foto que muestro arriba. Dicho esto tenemos
la satisfacción del encargo bien terminado y el reconocimiento de los que serán
agasajados con este delicioso plato, que no tiene precio.
“El Cocinero en casa”
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