Apto para celíacos
En cualquier rincón de la costa Gallega, si buscamos
un plato que sea típico, es casi seguro que el plato estrella será el pulpo.
Cambiando un ó dos ingredientes, presentado de una u otra forma, a la marinera,
con pimentón y acompañado con un buen vino, el pulpo es sin duda el artífice
del evento. No es muy complicado y ni mucho menos es difícil elaborar este
preparado, pero es muy importante que el pulpo esté bien cocido. Llevaremos a
la cocina un pulpo de kilo y medio más ó menos, unas cucharadas de sal gorda,
aceite de oliva, pimentón, unas patatas y una botella de buen vino Albariño, y con estos
ingredientes podremos preparar, seguramente, un plato exquisito. Empezamos poniendo
una olla con abundante agua a hervir con un puñado de sal gorda y esperamos que hierva a borbotones. Cuando llegue ese momento, con mucho cuidado ponemos el
pulpo cogido por la cabeza unos instantes dentro del agua hirviendo para
quitarlo inmediatamente. Esperamos a que el agua hierva otra vez y repetimos la
operación con mayor cantidad de pulpo, cada vez que repetimos esta operación,
serán tres ó cuatro, vamos introduciendo un poco más del pulpo dentro del agua.
En la última sumergida, dejamos que el pulpo se deslice totalmente dentro de la
olla. ¿Cómo sabemos cuándo está cocido el pulpo? Pues bien, dicen los expertos en
las tierras gallegas acerca de estas lides, sin mencionar a los sicilianos que
son los primeros experimentados en estas cuestiones de hervido, que tarda el
mismo tiempo que tarda una patata en estar cocida y no importa el tamaño de la
patata. Si nos remitimos a esta premisa, no nos queda mejor solución que poner
una patata dentro de la olla a hervir. Entonces, sabemos que el pulpo está
cocido, cuando pinchamos la patata y se desliza por el tenedor. Ahora escurrimos
el pulpo y lo ponemos a enfriar, no demasiado, solo para que podamos manipularlo y cortaremos
en rodajas las patas y la cabeza. Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas.
Acomodamos las rodajas de patata en un plato de madera y sobre ellas los trozos
de pulpo. Cuidamos de no poner todo de un mismo corte para que los platos luzcan parejos. Salamos con cuidado con la sal gorda y espolvoreamos con pimentón y
sobre todo el plato un chorro de aceite de oliva.
La botella de vino blanco debe
estar muy fría y el pulpo en su punto. Servimos el plato de madera para
deleite de la mesa y llegados
a este punto, tenemos la satisfacción de la tarea bien terminada y el
reconocimiento de los que serán agasajados con este plato, que no tiene precio,
y que realmente es exquisito.
“El cocinero en casa”
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