Apto para celíacos
Hoy nos vamos a uno de los
rincones gastronómicos que tiene la carne más rica, y sea dicho de paso, es el artífice principal en la mayoría de sus preparados, y cumplimos con
una tradición que recomiendo sea vivida en algún momento. La experiencia de compartir y ser
partícipe en una parrillada campestre puede ser inolvidable. Desde el proceso
de preparado de la parrilla hasta la preparación de las carnes, el entorno de
campo abierto sin ruidos, y las cuantiosas y apasionantes historias y leyendas del gaucho de las pampas, hacen que, sin entrar en mucho detalle de una situación económica y hasta alguna social, vivamos un momento memorable. En estas
comarcas lejanas del sur, aunque con la comodidad de un avión, en unas cuantas
horas estamos en destino, tenemos un plato por excelencia y por tradición
nacional, exquisito, y si bien en tierras como Chile y Uruguay también
encontramos este plato tradicional, es en Argentina, donde cobra renombre y
fama internacional. Manda la tradición gaucha, que en una parrillada, se pone a
asar todo lo plausible a ser comido usando un trozo de pan como plato y
factible al corte rápido. Para aquellos que no sepan cómo funciona esto, lo
explicamos. El gaucho, hombre a caballo y curtido del campo, no tenía enseres
domésticos para una apacible y cómoda comida, allí donde pillara la coyuntura,
resolvía con cuatro cosas fundamentales el trance y a seguir con el momento.
Una galleta, pan pequeño, salado y muchas veces crujiente no por fresco sino
por seco, era el elemento fundamental además de un trozo de carne también
muchas veces bastante seca, que la denomina tasajo ó charqui, agua y cuchillo y
listo el asunto. Pero entonces… ¿Por qué la parrillada?. La parrillada se
celebraba en los momentos de reunión campestre entre varios gauchos en un
determinado lugar. Era festejo para ocasiones importantes, una yerra, una
fiesta popular, un acontecimiento relevante ó una manifestación de rebeldía
contra el órgano opresor ó autoridad del momento. Seguían careciendo de enseres
para la reunión y la carne cambiaba de seca a una matanza fresca, pero la
galleta resuelve el plato y el cuchillo el corte. Cada uno se acerca a la
parrilla y corta ayudándose con un trozo de galleta, el bocado de carne que le
apetece. Galleta y cuchillo, de pié junto al fuego, es suficiente para la
fiesta.
Mucha agua ha pasado bajo el puente y mucho han cambiado los tiempos de
esos gauchos, aunque hoy sigue habiendo regiones por esas tierras y grandes
campos, en que el tiempo no ha cambiado. Para nosotros, hoy, la modernidad de
una parrillada tiene su encanto y su comodidad, claro, muchos cubiertos,
platos, una mesa y hasta una salsa chimichurri.
Ya estamos en ambiente y el
aroma a leños recién encendidos nos llama a poner en una parrilla unos trozos
de carne, si logramos que nuestro carnicero nos sirva un cortes como asado,
vacío, entraña, tapa de asado, matambre, chorizo blanco, morcilla de cebolla,
una mollejas de ternera, un riñón, también de ternera, una ubre, un poco de
tripa gorda y un trenzado de chinchulines, tendremos una parrillada digna de
las mejores estancias argentinas en un
momento de festejo. Se denomina estancia a los grandes establecimientos
rurales especialmente a los destinados a la cría extensiva de hacienda vacuna ó
lanar. Se caracteriza a las estancias por la existencia de cascos, cascos de estancia, es decir un centro urbano que incluye viviendas, silos, establos, caballerizas, bodegas, etc. En este aspecto, la
estancia en tierras del Cono Sur, es
muy semejante a la hacienda
mexicana, ó a la fazenda brasileña ó al rancho del oeste norte americano
ó al cortijo español. Durante el asentamiento español,
se denominó inicialmente como estancia al
lugar que servía de permanencia ó campamento para los que en un principio llegaron con la
“intención” de colonizar.
Conviene aclarar que por
causas que a veces son incomprensibles, no podremos poner en nuestra parrillada
ni chinchulines, ni tripa gorda ni ubre. El motivo… pues el asunto este de las
vacas locas. El funcionario de turno ha determinado que son susceptibles de
riesgo estas partes de la casquería y no otras, del mismo género, como riñones,
mollejas y callos, por cierto sin fundamento, y nos tendremos que conformar con
aquello que de buena manera podamos conseguir en el mercado, ó preparamos un
viaje por el sur y pasamos unos días en una estancia. El chimichurri se dispone a base de salmuera pero nosotros lo
vamos a preparar con vinagre.
Pondremos en un mortero perejil, un diente de ajo
pelado, una ó dos guindillas y una cucharada de sal gorda. Pueden agregarse
otros condimentos como orégano, pimienta, tomillo, cebolleta, pimiento morrón y
hasta mostaza que debemos triturar en un mortero hasta conseguir una pasta. Le
agregamos un buen chorro de aceite, un chorro sin miedo de vinagre y un vaso de
agua muy caliente. Mezclamos todo muy bien y dejamos reposar hasta su
utilización.
Con la parrilla,
debemos tener en consideración algunos detalles que son importantes para que el
resultado sea satisfactorio. Cuidando que los elementos no se quemen, debemos
mantener el carbón encendido para que no se pasme
la carne. Este término se dice cuando la carne queda fría y cruda por dentro,
por falta de calor. Tendremos bastantes brasas retiradas del asado y de las que
iremos tirando a medida que hagan falta para mantener la uniformidad del calor.
Debemos ir poniendo los cortes de acuerdo a su rapidez en el asado y por ello
los cortes más gruesos irán antes que otros. Los chorizos al mismo tiempo que
las carnes más finas y las morcillas en último término, hace falta nada más que
calentarlas. Las mollejas irán al tiempo de las carnes finas y tendremos cuidado
en el punto. Unas mollejas pasadas son realmente incomibles. Los riñones
después del proceso de purgado que habremos realizado con sal gorda y vinagre,
los pondremos junto con las mollejas.
A esta altura del proceso la carne está
en su punto, los chorizos y las morcillas han quedado enteros y no se han
desparramado y la poca casquería que hemos logrado también está en su punto,
estamos listos para servir con esa exquisita salsa chimichurri y disfrutar la
parrillada como si estuviéramos en una estancia argentina.
Llegados a este punto tenemos la
satisfacción de la empresa bien terminada y el reconocimiento de los que serán
agasajados con esta deliciosa parrillada, que no tiene precio.
“El cocinero en casa”