viernes, 25 de mayo de 2012

Rico, sano y divertido.


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Se están acercando los días de sol y buen tiempo. Para muchos esto es equivalente a salir a disfrutar un día de campo con la familia ó los amigos y preparar una barbacoa. Pensando en uno de esos días, hoy les propongo algo divertido, fácil, rico y sano. Pero antes debemos preparar algunos complementos en casa. Si tenemos la fortuna de poseer una segunda residencia en una zona alejada del mundanal ruido, pues no será necesario hacer nada, pero si no tenemos esa opción debemos optar por elaborar algunas cosillas para tenerlas preparadas y llevar con nosotros cuando salgamos. Para empezar nos sentamos ante un plato de ensalada de tomate con queso mozzarella. Bueno me dirán que es una ensalada “caprese” y van en lo cierto. Pero el caso es que no nos suena como tal y sí como ensalada de tomate con mozzarella. Por consiguiente, tenemos la ensalada y para seguir, pollo asado a la leña con patatas asadas del mismo modo. Para postre, unas exquisitas natillas sorpresa que pueden ser al caramelo, dulce de leche, almendras ó galletas.
Para la ensalada;
Tomates, uno ó dos de acuerdo a la cantidad de comensales.
Mozzarella, una bola por cada comensal.
Sal y orégano.
Aceite de oliva
Hojas de albahaca fresca.
Este preparado lo podemos realizar en nuestra salida sin previa elaboración.
Para el asado;
Un pollo entero, podemos cuartearlo para cuatro ó seis personas.
Sal
Patatas y papel aluminio.
Les invito a tener una auténtica salida campestre con humo y peripecias en las parrillas de los asadores autorizados, de verdad que se reirán muchos. 
Para el aderezo;
Perejil, cebolla, pimiento rojo, pimiento verde, ajo, vino blanco y aceite.
Fundamental para condimentar.
Salsa para las patatas;
Dos cucharadas de queso para untar.
Una cucharada de perejil picado.
Un diente de ajo muy picado.
Podemos ó no tenerla preparada de antemano.
Para las natillas;
Un litro de leche, dos huevos, 300 gramos de azúcar, una cucharada de maicena, cáscara de naranja y una medida de anís. Caramelo líquido, dulce de leche, almendras naturales y galletas sin gluten. Moldes adecuados para enfriar. Con estas medidas salen 8 natillas en moldes grandes como los de la foto.
Debemos tener este resultado realizado con anterioridad, salgamos fuera ó no.
Nos vamos al campo... y entonces; La ensalada la resolvemos con tomates, uno ó dos por comensal por lo menos, cortados en rodajas no muy finas ni muy gruesas y sobre ellas, las rodajas de queso mozzarella cortadas de la misma forma y condimentamos con una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva, unas hojas de albahaca fresca y una pizca de orégano. Esta ensalada es de origen italiano, de Capri, y el colorido del plato recuerda los colores de la bandera Italiana, verde, blanco y rojo, una explosión de colores que hacen que sea una receta muy apetitosa. Pero es mucho más que un plato con color y gusto, es una fuente fundamental para prevenir el cáncer de colon y fortalecer el sistema inmunológico, además de otras virtudes como la aportación de vitaminas y minerales que nos permiten reducir el ácido úrico, colesterol y las temidas infecciones. Pues nada, como dice un colega en la tele, rico, rico y con fundamento. Ahora bien, para el segundo plato tenemos que preparar el pollo y las patatas. Si les gusta arroz en lugar de patatas, entonces ponemos a hervir agua en una olla con una cucharada de sal gorda y cuando comienza a hervir volcamos el arroz. No vamos a valorar la diferencia culinaria del arroz largo a la del arroz redondo, sí diremos, que en este proceso y para nuestro propósito, es mejor el arroz redondo. Pondremos dos tazas de café, llenas de arroz como comensales tengamos a la mesa. En números, esto quiere decir unos 100 gramos por persona. En el tiempo que se cocina el arroz, partimos el pollo como muestro abajo y lo condimentamos.
 Preparamos un condimento con un hatillo de perejil fresco, un diente de ajo, medio pimiento rojo, medio pimiento verde, media cebolla, un vaso de aceite y medio vaso de vino blanco. Picamos todos los ingredientes muy pero que muy bien y los mezclamos con el aceite y el vino. Hacemos un batido rápido de todo el conjunto y con una cuchara vamos condimentando el pollo. Si este proceso condimentar lo hacemos el día anterior y dejamos reposar el logro en la nevera, la carne habrá tomado mejor la sazón y les garantizo un plato con mejor gusto, exquisito. Como ya se sabe no hay que poner sal en este caso, porque la sal produce un efecto absorbente y por lo tanto nos secará la carne y nos quedará un resultado posiblemente bastante más reseco de lo que debería quedar. 
Le agregamos la sal un rato antes de asar. Si estamos haciendo el menú con las patatas, entonces tenemos que lavar patatas, unas dos ó tres y de acuerdo al tamaño de estas, por comensal. Las envolvemos en papel aluminio y las pondremos a la parrilla junto con el pollo. A ver, ¿cómo hacemos brasas? Los pasos para este menester varían tanto como asadores existan. Una forma sencillita y fácil para que el menos avezado en este trance se puedan lucir, es poner una pastilla de estopa para encender chimeneas. Ni se les ocurra por un instante pensar en gasolinas, disolventes, alcohol ó cualquier otro combustible ó acelerante. Lo cubrimos con unas cuantas ramas finas en un principio, y cuando tenemos unas brasitas, vamos poniendo unos leños más grandes y gordos. La mejor leña para estas lides es la madera de encina, esa que venden para las chimeneas. El tiempo para saber cuándo debemos iniciar el paso de asado es justo cuando toda la leña es una brasa. Esparcimos todas esas brasas y acomodamos el pollo para ir asando lentamente. La altura y la inclinación de la parrilla tienen que ser la justa para que no se queme en un principio y desgrase correctamente. Hay que tener en cuenta que la carne de pollo se debe asar lento para que la cocción alcance el hueso y se cocine parejo. 
Aconsejo al asador de turno que no atice el fuego desde un principio porque se quedará sin brasas a mitad del asado, y si vamos agregando leña, corremos el riesgo de ahumar el asado, con la consecuente mala digestión del preparado. Las patatas irán acomodadas para que se asen en uno de los laterales de la parrilla y sin mucho calor directo. El punto de cocción estará en el momento que el envoltorio ceda levemente a la presión de los dedos. Cuando el pollo está dorado y crujiente se da la vuelta y se condimenta con el aderezo restante que hemos utilizado en un principio. Para preparar la salsa que acompañará las patatas, debemos mezclar las cucharadas de queso fresco con el perejil muy bien picado y el ajo de la misma forma y lo reservamos para luego.
Con respecto a las natillas, la elaboramos de forma sencilla y rápida. En una ollita ponemos un litro de leche y batimos dos huevos con 300 gramos de azúcar, una cucharada de maicena y si nos gusta, con una cáscara de naranja ó de limón ó de mandarina y una medida de anís. Llevamos a cocinar y batimos constantemente a fuego medio. Batimos y batimos con cuidado que no se pegue y hasta que haga el primer ¡¡plop!!, en ese momento, retiramos de la hornalla y volcamos en los moldes.
Como las natillas las llevamos ya preparadas, volvemos al pollo y revisamos el punto para que esté crujiente, pero en su término. La carne de pollo quemada por fuera y cruda por dentro no es para nada agradable ni a la vista ni al gusto. Cuando servimos, acomodamos en el plato la parte del pollo que hemos seleccionado y cortado y servimos junto con las patatas que hemos quitado del envoltorio, y con las que nos hemos quemado los dedos a base de bien. Les hacemos un corte en la parte central y las rellenamos con la salsa que habíamos reservado. Servimos el menú para nuestro día de campo y nos quedamos con la  satisfacción del trabajo bien terminado y el placer de los que serán agasajados por estos deliciosos platos, que no tienen precio.
                                                 “El Cocinero en casa

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