Menú apto para celíacos
Se están acercando los días de sol y buen
tiempo. Para muchos esto es equivalente a salir a disfrutar un día de campo
con la familia ó los amigos y preparar una barbacoa. Pensando en uno de esos
días, hoy les propongo algo divertido, fácil, rico y sano. Pero antes debemos
preparar algunos complementos en casa. Si tenemos la fortuna de poseer una
segunda residencia en una zona alejada del mundanal ruido, pues no será
necesario hacer nada, pero si no tenemos esa opción debemos optar por elaborar
algunas cosillas para tenerlas preparadas y llevar con nosotros cuando
salgamos. Para empezar nos sentamos ante un plato de ensalada de tomate con
queso mozzarella. Bueno me dirán que es una ensalada “caprese” y van en lo
cierto. Pero el caso es que no nos suena como tal y sí como ensalada de tomate
con mozzarella. Por consiguiente, tenemos la ensalada y para seguir, pollo
asado a la leña con patatas asadas del mismo modo. Para postre, unas exquisitas
natillas sorpresa que pueden ser al caramelo, dulce de leche, almendras ó
galletas.
Para la ensalada;
Tomates, uno ó dos de acuerdo a la cantidad
de comensales.
Mozzarella, una bola por cada comensal.
Sal y orégano.
Aceite de oliva
Hojas de albahaca fresca.
Este preparado lo podemos realizar en
nuestra salida sin previa elaboración.
Para el asado;
Un pollo entero, podemos cuartearlo para
cuatro ó seis personas.
Sal
Patatas y papel aluminio.
Les invito a tener una auténtica salida
campestre con humo y peripecias en las parrillas de los asadores autorizados,
de verdad que se reirán muchos.
Para el aderezo;
Perejil, cebolla, pimiento rojo, pimiento verde, ajo, vino blanco y aceite.
Fundamental para condimentar.
Salsa para las patatas;
Dos cucharadas de queso para untar.
Una cucharada de perejil picado.
Un diente de ajo muy picado.
Podemos ó no tenerla preparada de antemano.
Para las natillas;
Un litro de leche, dos huevos, 300 gramos de azúcar,
una cucharada de maicena, cáscara de naranja y una medida de anís. Caramelo
líquido, dulce de leche, almendras naturales y galletas sin gluten. Moldes
adecuados para enfriar. Con estas medidas salen 8 natillas en moldes grandes como los de la foto.
Debemos tener este resultado realizado con
anterioridad, salgamos fuera ó no.
Nos vamos al campo... y entonces; La ensalada la resolvemos
con tomates, uno ó dos por comensal por lo menos, cortados en rodajas no muy
finas ni muy gruesas y sobre ellas, las rodajas de queso mozzarella cortadas de
la misma forma y condimentamos con una pizca de sal y un chorrito de aceite de
oliva, unas hojas de albahaca fresca y una pizca de orégano. Esta ensalada es
de origen italiano, de Capri, y el colorido del plato recuerda los colores de
la bandera Italiana, verde, blanco y rojo, una explosión de colores que hacen
que sea una receta muy apetitosa. Pero es mucho más que un plato con color y
gusto, es una fuente fundamental para prevenir el cáncer de colon y fortalecer
el sistema inmunológico, además de otras virtudes como la aportación de
vitaminas y minerales que nos permiten reducir el ácido úrico, colesterol y las
temidas infecciones. Pues nada, como dice un colega en la tele, rico, rico y
con fundamento. Ahora bien, para el segundo plato tenemos que preparar el pollo
y las patatas. Si les gusta arroz en lugar de patatas, entonces ponemos a
hervir agua en una olla con una cucharada de sal gorda y cuando comienza a
hervir volcamos el arroz. No vamos a valorar la diferencia culinaria del arroz
largo a la del arroz redondo, sí diremos, que en este proceso y para nuestro
propósito, es mejor el arroz redondo. Pondremos dos tazas de café, llenas de arroz
como comensales tengamos a la mesa. En números, esto quiere decir unos 100
gramos por persona. En el tiempo que se cocina el arroz, partimos el pollo como
muestro abajo y lo condimentamos.
Preparamos un condimento con un hatillo de
perejil fresco, un diente de ajo, medio pimiento rojo, medio pimiento verde,
media cebolla, un vaso de aceite y medio vaso de vino blanco. Picamos todos los
ingredientes muy pero que muy bien y los mezclamos con el aceite y el vino.
Hacemos un batido rápido de todo el conjunto y con una cuchara vamos
condimentando el pollo. Si este proceso condimentar lo hacemos el día anterior y dejamos
reposar el logro en la nevera, la carne habrá tomado mejor la sazón y les
garantizo un plato con mejor gusto, exquisito. Como ya se sabe no hay que poner
sal en este caso, porque la sal produce un efecto absorbente y por lo tanto nos
secará la carne y nos quedará un resultado posiblemente bastante más reseco de
lo que debería quedar.
Le agregamos la sal un rato antes de asar. Si estamos
haciendo el menú con las patatas, entonces tenemos que lavar patatas, unas dos
ó tres y de acuerdo al tamaño de estas, por comensal. Las envolvemos en papel
aluminio y las pondremos a la parrilla junto con el pollo. A ver, ¿cómo hacemos
brasas? Los pasos para este menester varían tanto como asadores existan. Una
forma sencillita y fácil para que el menos avezado en este trance se puedan
lucir, es poner una pastilla de estopa para encender chimeneas. Ni se les ocurra por un instante pensar
en gasolinas, disolventes, alcohol ó cualquier otro combustible ó acelerante.
Lo cubrimos con unas cuantas ramas finas en un principio, y cuando tenemos unas
brasitas, vamos poniendo unos leños más grandes y gordos. La mejor leña para
estas lides es la madera de encina, esa que venden para las chimeneas. El
tiempo para saber cuándo debemos iniciar el paso de asado es justo cuando toda
la leña es una brasa. Esparcimos todas esas brasas y acomodamos el pollo para
ir asando lentamente. La altura y la inclinación de la parrilla tienen que ser
la justa para que no se queme en un principio y desgrase correctamente. Hay que
tener en cuenta que la carne de pollo se debe asar lento para que la cocción
alcance el hueso y se cocine parejo.
Aconsejo al asador de turno que no atice
el fuego desde un principio porque se quedará sin brasas a mitad del asado, y si
vamos agregando leña, corremos el riesgo de ahumar el asado, con la consecuente
mala digestión del preparado. Las patatas irán acomodadas para que se asen en
uno de los laterales de la parrilla y sin mucho calor directo. El punto de
cocción estará en el momento que el envoltorio ceda levemente a la presión de
los dedos. Cuando el pollo está dorado y crujiente se da la vuelta y se
condimenta con el aderezo restante que hemos utilizado en un principio. Para
preparar la salsa que acompañará las patatas, debemos mezclar las cucharadas de
queso fresco con el perejil muy bien picado y el ajo de la misma forma y lo
reservamos para luego.
Con respecto a las natillas, la elaboramos
de forma sencilla y rápida. En una ollita ponemos un litro de leche y batimos dos
huevos con 300 gramos de azúcar, una cucharada de maicena y si nos gusta, con
una cáscara de naranja ó de limón ó de mandarina y una medida de anís. Llevamos
a cocinar y batimos constantemente a fuego medio. Batimos y batimos con cuidado
que no se pegue y hasta que haga el primer ¡¡plop!!, en ese momento, retiramos
de la hornalla y volcamos en los moldes.
Como las natillas las llevamos ya preparadas, volvemos al pollo y revisamos el punto para
que esté crujiente, pero en su término. La carne de pollo quemada por fuera y
cruda por dentro no es para nada agradable ni a la vista ni al gusto. Cuando
servimos, acomodamos en el plato la parte del pollo que hemos seleccionado y cortado y servimos junto con las patatas que hemos quitado del envoltorio, y con las que nos hemos
quemado los dedos a base de bien. Les hacemos un corte en la parte central y
las rellenamos con la salsa que habíamos reservado. Servimos el menú para
nuestro día de campo y nos quedamos con la satisfacción del trabajo bien terminado y el
placer de los que serán agasajados por estos deliciosos platos, que no tienen precio.
“El
Cocinero en casa
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